Cañizares no ve necesaria en estos momentos la Ley de la Memoria Histórica y confía en que no traiga "ninguna división"

TOLEDO 15 Oct. (EUROPA PRESS) -

El cardenal arzobispo de Toledo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio Cañizares, aseveró hoy que la Ley de la Memoria Histórica "en estos momentos no es necesaria", y confió en que el texto "no traiga ninguna división".

A preguntas de los medios, tras presentar el Plan Pastoral Diocesano 2007-2008, monseñor Cañizares también aclaró que la beatificación en Roma de los sacerdotes y religiosos mártires de la Guerra civil española no tiene como objetivo "echar en cara a nadie" nada.

Aseveró que la coincidencia entre este acto, que se celebrará en Roma el 28 de octubre, y la Ley de la Memoria Histórica "no ha sido buscada por parte de la Iglesia" que simplemente ha seguido "su procesos".

Así, advirtió que la beatificación no intenta "renovar un pasado de división" sino "proclamar el amor de Dios, que llama a amarnos unos a otros" y resaltar la labor de estas personas que dieron su vida para dar testimonio de esto.

Finalmente, mostrándose partidario de no hacer ningún juicio sobre la Ley de la Memoria Histórica, insistió en que la Iglesia no está "utilizando" a los mártires, al contrario de quien "sí trata de manipular esta beatificación". En este punto, señaló que el martirio "es testimonio de fe y dentro de la fe se mueve".

BEATIFICACIÓN.

No obstante, y con motivo de la beatificación de los 498 mártires españoles, 55 de los cuales proceden de la Diócesis de Toledo, lanzó un mensaje de unión a todos los sacerdotes y fieles de la Archidiócesis con motivo de esta celebración, ya sea con motivo de su presencia en Roma o desde el seguimiento del acto a través de las parroquias.

El cardenal arzobispo de Toledo subrayó que el "esperanzador acontecimiento" es un signo del Evangelio por el cual hay quedar gracias a Dios, ya que el martirio, como explica en una carta titulada 'Mártires para la reconciliación', es "testimonio valiente y cierto de que Cristo vive, reina y nos salva, y que su salvación, su vida y su amor valen más que todo, son el tesoro al que nada se le puede comparar".