Los obispos asturianos destacan que la vida de los beatos ayudan a reforzar la fe cristiana
OVIEDO/GUADALAJARA, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
El Obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez, se refirió hoy a las beatificación de los mártires asesinados en los años de la Guerra Civil, celebrada ayer, y aseguró que no se está sacando todo el partido al ejemplo de estos martirizados por su fe. "Los beatos son signos de reconciliación del presente y del futuro en los que no estamos insistiendo lo suficiente", aseguró.
Por su parte, el Arzobispo de Oviedo, monseñor Carlos Osoro, calificó el día de ayer como un día entrañable "porque ayudarán a vivir muchos momentos de reconciliación entre los españoles, ya que estos hombres y mujeres son testigos y sembradores de paz y de perdón".
Osoro hizo estas declaraciones a los periodistas, según informaron fuentes del Arzobispado a Europa Press. En la ceremonia de la Beatificación de ayer en Roma, además, del arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, también estuvieron presentes el asturiano Atilano Rodríguez, obispo de Ciudad Rodrigo, junto con José Sánchez, antiguo obispo auxiliar de Oviedo.
Raúl Berzosa, actual obispo auxiliar de Oviedo, no puedo asistir a la beatificación, porque el sábado murió un sacerdote vecino de Navia y se quedo para acudir a rezar a su entierro que tendrá lugar hoy lunes a las 4.30 de la tarde.
El arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, hizo hincapié en las enseñanzas que cabe extraer de estos mártires. "Estamos descubriendo que la construcción de la verdadera vida estuvo presente en estos beatos", aseguró.
Atilano Rodríguez, el que fuera obispo auxiliar de Oviedo, y ahora obispo de Ciudad Rodrigo, indicó, por su parte, en relación a la beatificación que "sumamos su testimonio para extender el amor a toda la sociedad, su actitud es algo presente".
El secretario de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, se felicitó por las nuevas beatificaciones. "Tenemos 25 nuevos asturianos en el santoral que nos van a ayudar en nuestra fe cristiana", indicó.
También el cardenal de Madrid, Rouco Varela subrayo que "mientras les fue posible, incluso en el cautiverio, participaban en la santa misa, confortaron a sus compañeros de prisión, rechazaron minusvalorar su identidad cristiana, resistieron maltratos y torturas, perdonaron a sus verdugos y rezaron por ellos, y mostraron serenidad y profunda paz al morir".
