VALLADOLID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) -
Uno de los acusados de importar cocaína impregnada en carbón desde Colombia ha asegurado que no compró ni pagó los contenedores que llegaron ni en origen ni en destino (Sines, Portugal) y se quedó con ellos como parte del pago de unos deudores y cuando supo que su contenido el mineral acordó venderlo a comisión, pero ha negado en todo momento saber que en su interior había droga.
De la misma forma, los otros dos procesados, una persona que hacía trabajos esporádicos para el acusado y le acompañaba en algunos viajes y otro que iba a albergar en su nave el producto, han asegurado que desconocían que hubiera cocaína en los camiones que llegaron a una nave de Medina del Campo (Valladolid), donde fueron detenidos en 2021.
La segunda sesión de este juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Valladolid, en el que Fiscalía pide inicialmente diez años de prisión para cada uno de los tres acusados así como el pago de 33,2 millones de euros de multa frente a la libre absolución que solicitan las defensas, se ha cerrado con la declaración de los tres acusados tras la práctica de las últimas testificales y periciales, que han estado de nuevo caracterizadas con las dificultades de comunicación para las declaraciones por videoconferencia con Portugal.
El primero en declarar ante la Sala ha sido Julio Ángel P.A, quien supuestamente era quien importaba el contenedor de carbón, algo que le ofrecieron por correo electrónico unos deudores a los que asegura que tienen inmersos en un procedimiento judicial. El empresario bilbaíno, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha explicado que el acuerdo era quedarse con el producto y venderlo a comisión.
Sin embargo, ha asegurado que puso como condición una inspección si era él quien iba a venderla a comisión, algo que tramitó con las autoridades aduaneras de Portugal, lo que motivó su viaje al país vecino con otro de los acusados, Abdelkrim M, quien trabajaba ocasionalmente para él en la empresa de distribución de pescado en labores de carga y descarga o le acompañaba en viajes.
Julio Ángel P.A. ha explicado que desde el principio le extrañó que los contenedores tardaran tres meses en llegar a su destino en lugar de algo más de 20 porque fueron "por todo el mundo" y el barco estuvo en 13 puertos. "Yo sólo sabía que venían unos contenedores", ha asegurado.
El acusado ha incidido en que ya estuvo presente en una inspección de unos contenedores que importó en el mismo puerto y por eso viajó hasta allí, pero finalmente no pudo hacerlo.
DIFICULTAD DE ALMACENAMIENTO
Aún así, se dispuso a intentar venderlo, para lo que realizó algunos contactos con varias empresas, pero al no poder hacer la transacción de forma inmediata necesitaba depositarlo, con la circunstancia de que al ser asimilable a un combustible necesitaba hacerlo en un depósito fiscal, al igual que otros productos como las bebidas alcohólicas y el tabaco.
Por esta razón, se puso en contacto con otro de los acusados, Gabriel M.G, al que conoció en Bilbao y al que ya había propuesto otros negocios ante la negativa de éste, dado que contaba con un depósito fiscal precisamente para alcohol y tabaco con el fin de almacenar el producto hasta darle salida, sin saber cuánto tiempo sería. Además, la localización en Medina del Campo le pareció bien por la ubicación de los clientes.
Julio Ángel P, quien ha recordado que tradicionalmente su familia se ha dedicado a la venta de pescado congelado durante 80 años, ha negado que comprase el carbón para extraer la cocaína posteriormente.
Precisamente, unos peritos que han comparecido en el juicio han apuntado que el carbón puede servir enmascarante y para el transporte de la sustancia, sin que haya medios adecuados métodos descritos para extraer la droga sin tener una importante pérdida de la misma, al tiempo que han aclarado que no se puede vender así directamente para su uso.
Julio Ángel P. ha explicado que ofreció a Abdelkrim M. viajar a Portugal con los gastos pagados, aunque finalmente no pudo asistir a la inspección aduanera, a pesar de su insistencia mientras continuaba intentando contactar por correo electrónico con la empresa que había enviado la mercancía para comprobar quién la había pagado. El acusado, después de los trámites y lo ocurrido se ha mostrado convencido de que dieron un "cambiazo" a los contenedores o alguien extrajo una mercancía e introdujo otra en los mismos.
Desde Portugal, los dos acusados se desplazaron a Madrid y posteriormente a Medina del Campo, destino de los dos camiones que transportaban los contenedores y donde habían quedado con Gabriel M.G. para guardar la mercancía hasta su venta y con quien había acordado pagar un precio por la descarga de la mercancía.
Finalmente, ha explicado que llegaron a Medina el día 28 de abril de 2021, comieron con Gabriel y esperaron a la llegada de los camiones, uno de los cuales se retrasó hasta el día siguiente. Fue entonces cuando, al entrar en la nave los vehículos, se produjo la intervención policial y la detención de los acusados en la misma nave donde se iba a descargar y supuestamente almacenar el carbón.
SÓLO CARBÓN
La versión de Gabriel M.G, ertzaina de profesión, coincide en el motivo de la relación con Julio Ángel P, al que había comprado pescado en ocasiones y con el que acordó guardar el carbón, aunque ha asegurado en todo momento que desconocía que llevara droga impregnada. Además, ha afirmado que se informó y Julio Ángel P. ya había importado carbón, por lo que en este caso accedió al negocio, al contrario de lo que había hecho con otras propuestas.
Gabriel M.G. ha explicado que disponían de esta nave porque otra ya se les había quedado pequeña y querían crecer con el negocio que tenía con otro socio, motivo por el que se encontraba vacía a la espera de montar unas estanterías para almacenar palés.
Era la primera vez que iban a hacer un trato, ha asegurado el acusado, quien ha señalado que Julio Ángel tenía "mucha amistad" con aduanas y le afirmó que todo estaba "correcto", sin que se esperara el desenlace, cuando fue detenido por la policía. Allí, ha explicado que los agentes, cuando se enteraron de su profesión, le dijeron que era una "entrega controlada", algo que incluso él no sabía lo que era. "Ahí perdí la cabeza, perdí los nervios. No era yo", ha asegurado.
Por su parte, Abdelkrim M, también ha negado saber que había cocaína en el camión y sólo trabajaba para Julio Ángel y le acompañaba cuando no tenía nada que hacer, siempre con los gastos pagados. "Llevo 40 años aquí y no voy a destruir a mi familia", ha señalado el acusado, de origen argelino y al que un peritaje ha señalado como una persona con un coeficiente intelectual bajo, muy vulnerable y "sumiso", que responde de forma obediente a todo lo que se le pueda mandar o pedir sin evaluar claramente las consecuencias.
Abdelkrim M. ha asegurado que siempre ha trabajado, que nunca escuchaba o hablaba sobre los negocios de Julio Ángel, que había importado ya otra vez carbón y al menos en dos ocasiones pulpa de fruta y al que ayudaba en labores de carga y descarga.
A lo largo del juicio, además de los acusados, han testificado peritos propuestos por la defensa que han cuestionado la forma de tomar las muestras de la droga que se encontraba en los más de 1.600 sacos de carbón para determinar la cantidad incautada, ya que consideran que había muchas diferencias entre la pureza de unas muestras y otras, por lo que no era extrapolable la cantidad a los kilos de mineral incautados.
Según la acusación, se encontraron 862 kilos de cocaína que podría haber alcanzado un valor de entre 11 millones (vendida por kilos) y 65 millones (por dosis).