Tamame de Sayago (Zamora) abre un museo etnográfico de aperos de labranza en memoria de su vecino Isidoro Corral Sogo

Muestra de uno de los cuadros con aperos de labranza en miniatura.
Muestra de uno de los cuadros con aperos de labranza en miniatura.- MUSEO ISIDORO CORRAL SOGO
Europa Press Castilla y León
Actualizado: lunes, 3 noviembre 2025 11:10

Miles de útiles en miniatura, bastones labrados y otras manualidades elaboradas con materiales reciclados podrán verse en la localidad

   TAMAME DE SAYAGO (ZAMORA), 1 Nov. (EUROPA PRESS) -

   La localidad zamorana de Tamame de Sayago abre este Día de Todos los Santos un museo etnográfico de aperos de labranza que rememorará el legado de uno de sus vecinos, Isidoro Corral Sogo, que a lo largo de los años dedicó su tiempo a elaborar miniaturas de estos útiles típicos sayagueses, además de elaborar pequeñas obras artísticas en los que mezclaba la madera con otros materiales, en su mayor parte reciclados.

   Ahora, unos años después, sus hijas Isabel y Yolanda han retomado este legado que quieren mostrar al público para darlo a conocer y para difundir la cultura de esta conocida comarca zamorana gracias al legado de su padre, un "queridísimo" vecino de la localidad nacido en Tamame en 1940 que vivió el éxodo de las zonas rurales a las recién instaladas industrias para trabajar en la factoría de Renault en Valladolid.

   Como muestra de cariño hacia la localidad y sus vecinos, han decidido organizar una inauguración sólo para ellos y los familiares de Isidoro, con unos actos en la cercanía y el entorno del pueblo, que precisamente se ha hecho coincidir con el Día de Todos los Santos en que mucha gente vuelve a la localidad, pero sobre todo gente que tanto "apreciaba" a Isidoro, según relata a Europa Press su hija Yolanda Corral.

   Este sábado se realiza una visita guiada al Museo Isidoro Corral --como se denominará-- que han mostrado sus hijas al mediodía, con un vermú y un pincho para reunir a la gente en la Asociación Tamame 0,7 --en referencia a la distancia que se indica desde un desvío de la carretera ZA-306 hasta el pueblo-- y juntarse una tarde acompañados también de la presentación del libro 'Segadores de Sayago' y las melodías de instrumentos tradicionales sayagueses que toca el tamborilero y músico tradicional Fernando Moralejo.

   Isidoro Corral (1940-2019) fue un vecino de esta localidad que, al prejubilarse a sus 54 años, dedicó la mayor parte de su tiempo a trabajar la madera, algo que aprendió de su suegro --quien fabricaba los ataúdes en la localidad-- y "orgullosísimo" los llevaba por diversas localidades para su exposición, sobre todo a Moralina (a pocos kilómetros de Miranda do Douro), pero también en la ermita de San Isidro de Valladolid en la celebración de su patrón, San Isidro Labrador, el 15 de mayo.

   Corral creaba estos objetos que han dado lugar a este museo, en el que se pueden ver más de 300 bastones --algunos de los cuales se podrán adquirir--, alrededor de 60 aperos de labranza a tamaño real y "miles" de piezas en miniatura. Esta labor la llevó a cabo hasta "el último día" en que pudo hacerlo, ya que un ictus le impidió continuar esta afición, que mostraba en exposiciones pero que también regalaba a muchísimos vecinos de la comarca o incluso, si se lo ofrecían, llegaba a vender.

   La producción de Isidoro Corral ha llegado a tantos puntos de la comarca y de la provincia que una guía turística que ahora se ha instalado en Tamame llegó a pensar, al recorrer las rutas que ofrece por la zona, que formaban parte de la decoración tradicional de las casas de este territorio que, como recuerda Yolanda Corral, pertenece a la "España abandonada", término que prefiera a la "España Vaciada".

CIRCUITO TURÍSTICO

   De hecho, esta guía, Josune Moneo Viloria, adquirió una casa en Tamame en la que permanecía un cuadro de Isidoro, cuyo museo va a ser la encargada de enseñar al público con visitas concertadas (en el teléfono 675722696).

   Eso sí, no hay entrada al Museo, sólo se recogerán donativos que irán "exclusivamente" a su limpieza y mantenimiento, como aclara Yolanda Corral, quien sólo quiere continuar con la filosofía de su padre, mostrar sus creaciones y dar a conocer el tradicional uso de este tipo de aperos, algo que se podrá ver en el pajar de la familia en la localidad --construido en 1948--, hasta donde la familia sigue desplazándose para pasar tanto fines de semana como temporadas más largas como la de verano.

   "Quería mantener viva la tradición y transmitir la evolución del trabajo manual al mecánico", señala Yolanda Corral, quien recuerda cómo su padre fue el artífice del cambio de las fiestas del pueblo de El Teso del 13 de octubre a agosto, cuando más gente hay en el pueblo.

   Yolanda Corral recuerda que su padre tenía tres "dones", con los niños, los animales y las plantas, "en ese orden", y organizaba juegos para los primeros en fiestas; tenía una relación especial con los segundos que se observaba con los perros que se acercaban cuando llegaba con su Renault 8, R-18 o Laguna o los gatos que había en el jardín; o la de las plantas, con la plantación de diez rosales, de los que quedan ocho, y uno muy especial de color malva del que la mayor parte del pueblo tiene esquejes.

   Todas estas relaciones entre los vecinos del pueblo e Isidoro y su empeño por mostrar la tradición hicieron que Yolanda tuviera la idea de reabrir el pajar para mostrarlo al público, algo que se impulsó a raíz de la llegada de la guía Yoxune al pueblo y viera una posibilidad de incorporarlo a sus circuitos turísticos por lo que significaba para la comarca. "Tienes que hablar con Yoxune", dijo algún vecino a Yolanda cuando mostró lo que tenía guardado entre telarañas.

   Así, con el apoyo incondicional de su hermana Isabel, decidieron impulsarlo y continuar con el legado de un vecino de Tamame que cuando llegaba al pueblo sabía "los 14 toques de campana" y se ponía a tocarlas y que destacaba por un carácter afable que llevó incluso a que el cura del pueblo se hiciera cargo de una misa funeral que organizaron en Tamame los vecinos porque no se conformaban con la visita a Valladolid para despedir a Isidoro, cuyas cenizas reposan en la capital vallisoletana.

   Ahora, la familia, con ayuda de la guía turística y los vecinos del pueblo, tratan de dar visibilidad a la historia de los útiles de labranza que se utilizaban antaño, antes de llegar la maquinaria al campo, para lo que no cuentan por el momento con un ningún apoyo institucional.

   Uno de los objetivos que se marcan a "corto o medio plazo" ahora es que llegue a ser uno de los espacios del Museo del Turismo, de carácter internacional y que tiene 10.000 "salas" por todo el mundo, para lo que necesitan acreditar las visitas que se realicen, algo que recogerán en un libro en el que se podrá estampar la rúbrica en el pajar en el que se crearon miles de objetos de los que una gran parte se podrá ver a partir de ahora.

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