Retrasó las obras tras haberlas iniciado sin todos los permisos
BARCELONA, 26 May. (EUROPA PRESS) -
El Ayuntamiento de Barcelona ha vuelto a empezar las obras del monumento de los castellers en la plaza de Sant Miquel ante el edificio consistorial, después de que tuviera que retrasar los trabajos pese a haberlos empezado porque no tenía todos los permisos.
El consistorio había iniciado los trabajos a mediados de abril, pero tuvo que retirar todos los elementos de obra un par de días después por no tener todos los permisos, y sólo quedaron como testigos las marcas del ámbito de los trabajos y unos agujeros de prospecciones, según avanzó Europa Press.
Los motivos principales de que se retrasaran era que no había concluido un informe de los servicios arqueológicos y algunos trámites de patrimonio, aunque también faltaba acabar de tramitar el permiso de ocupación de vía pública, según el consistorio.
Sin embargo, las obras se retomaron a finales de la semana pasada en plena recta final de la campaña de las elecciones municipales, y se está realizando el agujero para sustentar el monumento a tocar de las terrazas de bares, que han tenido que reorganizarse.
Los trabajos se han retomado con la supervisión de arqueólogos bajo la dirección del Museu d'Història de Barcelona, puesto que bajo la plaza hay restos de unas termas romanas, han explicado a Europa Press fuentes cercanas a la obra.
El monumento, del escultor Antoni Llena, cuesta unos 600.000 euros a las arcas municipales y estará formado por unas finas ramas entrelazadas de acero que forman una torre cilíndrica y que se elevarán hasta los 30 metros de altura.
Será más alto que el edificio histórico del Ayuntamiento, y su maqueta la presentó el 20 de diciembre el escultor con el alcalde, Jordi Hereu, un mes después de que la Unesco reconociera los castellers como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
ENFADO DE LAS TERRAZAS
El enfado de los responsables de la media decena de bares y restaurantes de la plaza es mayúsculo porque el consistorio no les había informado antes de las obras, que están junto a las terrazas, y, sobre todo, porque los trabajos coinciden con la temporada de máxima afluencia de turistas.
Pese a ello, entre los comerciantes reina una sensación de que todo ya está decidido y que no pueden hacer nada para cambiarlo, aunque las responsables de una librería del número 4 de la calle Cervantes habían presentado medio centenar de firmas en el consistorio.
