Algunos tienen lista de espera y abren en vacaciones para no desatender a los menores
BARCELONA, 16 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los cerca de 200 centros abiertos de Catalunya, inicialmente creados por la administración para el refuerzo escolar y lúdico de los menores, han tenido que "reconvertirse a marchas forzadas" para dar comida y duchar a los niños tras constatar que sus familias no pueden garantizar su nutrición e higiene.
Lo ha explicado a Europa Press la directora de la Federación de Entidades de Atención y Educación a la Infancia y la Adolescencia (Fedaia), Sonia Martínez, quien ha lamentado "la profunda emergencia social que hay en Catalunya, que hace que miles de niños no puedan ni siquiera comer una vez al día".
Los centros abiertos nacieron como un recurso diurno en el que atender a menores con carencias educativas fuera del horario escolar con la finalidad de trabajar valores y habilidades sociales, favoreciendo un espacio inclusivo.
"Nunca habíamos pensado que tendríamos que dar comida a los niños o facilitarles un espacio en el que asearse porqué no es la función original de estos centros", ha añadido Martínez, que ha recordado que desde Fedaia se da cobertura a más de 35.000 menores.
Ha explicado que la pobreza infantil se empezó a disparar con el inicio de la crisis, "pero este 2012 se ha agudizado muchísimo", por lo que ha sido este año cuando la mayoría de centros han activado planes de emergencia alimentaria.
"Al ver que las familias no pueden ofrecer comida a sus hijos, los centros dan desayunos, comidas y meriendas, algo insólito", ha precisado Martínez, que ha avanzado que algunas instalaciones no cerrarán durante las vacaciones navideñas para que los pequeños no queden desatendidos.
LISTA DE ESPERA
Martínez ha lamentado que en algunos centros, la mayoría con entre 20 y 40 plazas, se están registrando listas de espera, aunque "se procura que los que están en peor situación no queden desatendidos".
"Se intenta priorizar a los que están en peor situación", ha añadido, llamando a la colaboración administrativa y ciudadana para poder paliar los efectos de la crisis en los niños, teniendo en cuenta que uno de cada cuatro menores catalanes es pobre.
