Costa (COAC) defiende la rehabilitación para recuperar el orgullo de vivir en núcleos históricos

BARCELONA, 19 Jul. (EUROPA PRESS) -

El decano del Col·legi d'Arquitectes de Catalunya (COAC), Guillem Costa, ha defendido planes de rehabilitación para recuperar el orgullo de vivir en núcleos históricos y evitar que las personas autóctonas no se vean obligadas a abandonarlos.

En una entrevista con Europa Press, Costa analiza las propuestas que el colectivo de arquitectos propone para solucionar el problema de la vivienda, así como la pedagogía que el COAC realiza en materia de sostenibilidad y descarbonización.

Explica que, en los próximos 20 años, se prevé que la población en Catalunya crezca un 20% ante la llegada de personas con o sin poder adquisitivo, lo que agudizará un problema de vivienda en el que inciden factores como la inflación de precios, las dos crisis económicas vividas en las últimas dos décadas y un momento "bajo en construcción".

Pese a ello, asegura que los arquitectos están "muy preparados" para afrontar ese necesario aumento del parque de viviendas que el COAC reclamó la semana pasada durante el balance del primer semestre de 2025, cuando se visaron en Catalunya 2,13 millones de metros cuadrados, un 18,2% menos que un año atrás.

COLABORACIÓN PÚBLICO-PRIVADA

Por ello, Costa ha puesto de manifiesto la necesidad de que las administraciones, con colaboración del sector privado, elaboren "un plan a largo plazo" para escalar en la construcción de vivienda" porque, indica, "no se puede correr ni multiplicar en un año" el parque necesario.

Una de las grandes apuestas del COAC es la rehabilitación, aunque en este caso, los arquitectos deben luchar contra "el mito" de que es más difícil controlar el precio, frente a una obra nueva con tarifas más estipuladas por metro cuadrado.

Costa también ve en la rehabilitación "un factor más social que arquitectónico", que es frenar la tendencia de los ciudadanos a salir del casco antiguo de las grandes urbes, y pone como ejemplo Manresa (Barcelona) o Tortosa (Tarragona), donde hay grandes edificios abandonados.

GLOBALIZACIÓN

"Cuando hablo con políticos surge el tema del efecto de la globalización, que estandariza y deja los centros históricos sin personalidad", explica el decano, que defiende la colaboración público-privada en la elaboración de un plan que garantice que sean los autóctonos que viven en las ciudades quienes reciban al de fuera y evite convertir los centros urbanos en una escenografía para quien viene de fuera.

En este sentido, Costa dice que "a Barcelona le falta cuidar más Ciutat Vella, rehabilitar sus edificios para que la gente autóctona, los jóvenes, la gente mayor, reciban a sus visitantes y sientan orgullo de su identidad, de vivir en los núcleos históricos", y le sobra ser un espectáculo para sus visitantes, en sus palabras.

El decano apuesta por un transporte público potente que garantice las conexiones entre grandes ciudades, valorando positivamente que el AVE haya permitido a personas residentes en Girona ir a trabajar a Barcelona, así como casas unifamiliares bien comunicadas: "Las casas con piscina aisladas es un lujo que no debería fomentarse".

INDUSTRIALIZACIÓN

Otra de las vías que señala el decano para solucionar el problema de la vivienda es la industrialización, es decir, la prefabricación de viviendas, aunque advierte de que "este proceso requiere de mucha seguridad jurídica y financiera" pues salen al mercado con el 70% de la inversión hecha.

Destaca la labor que hace el COAC en "dignificar la labor de los arquitectos", así como la pedagogía en temas como la descarbonización y el uso de materiales sostenibles, pues la construcción supone el 40% del gasto en energía.

SOSTENIBILIDAD: "LO BARATO SALE CARO"

"En los costes se debe tener en cuenta no solo la construcción, sino el mantenimiento. Lo barato sale caro a largo plazo", explica respecto a la creencia de que la sostenibilidad en arquitectura es cara.

A modo de ejemplo, compara lo que supone gastar 10 millones en una vivienda que, al cabo de 30 años, gasta 20 millones en energía, frente a una que cuesta 15 millones con criterios de descarbonización, pero que en el mismo período gasta 7 millones en energía: 30 millones en total, en el primer caso, frente a los 22 millones, en el segundo.

"Más allá de las grandes palabras, hay que apelar al comportamiento personal", concluye el decano del COAC.