Asegura que no pierde la esperanza de cara al pleno de investidura: "No tiramos la toalla"
BARCELONA, 14 Jun. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la federación de Barcelona de ERC, Robert Fabregat, ha avisado este viernes de que se abrirá "un periodo de desconfianza" si la alcaldesa en funciones y candidata de BComú, Ada Colau, es investida este sábado con los votos del PSC y de al menos tres de BCN Canvi-Cs, liderado por Manuel Valls.
El también portavoz del equipo negociador con BComú ha resaltado en declaraciones a los medios que esta "desconfianza y distancia" se abrirá con la dirección de BComú y la propia Colau, pero no con sus votantes, que cree que hubieran elegido otra opción y con los que cree que ERC comparte valores.
Lo ha dicho después de reunirse el Congreso Regional de ERC tras los resultados de la consulta interna de BComú que han avalado la opción defendida por Colau de trabajar un acuerdo de gobierno con el PSC y seguir siendo alcaldesa --con el 71% de los apoyos--, en lugar de pactar con ERC y que Ernest Maragall fuera alcalde.
Ha asegurado que mantienen la esperanza de que en el pleno de este sábado se imponga la lógica y la opción legítima, y no una opción contra natura y que Colau descartó, ha dicho: "No tiramos la toalla, esperamos a ver qué pasa mañana".
VOTANTES DE BCOMÚ
Ha criticado a Colau por aceptar los votos de la "derecha más retrógrada" para mantener el cargo, aunque ha expresado su respeto a la decisión de los inscritos y ha recordado que un 28% de ellos ha apostado por pactar con ERC pese a perder la Alcaldía de Colau.
Fabregat ha criticado que Colau acepte votos de Valls "a cambio del poder y de mantener el cargo", y ha advertido de que estos apoyos no serán gratuitos, sino que tendrán otras implicaciones, por lo que ha sostenido que son votos envenenados y peligrosos.
"Dudamos mucho que sea la opción que querrían los votantes de BComú", que cree que apostaban por un gobierno de progreso y defensor de los derechos y libertades, por lo que no cree que estos votantes estén contentos al poner la Alcaldía en manos de Valls por una silla, según él.
