BARCELONA, 27 Sep. (EUROPA PRESS) -
El escritor murciano Ginés Sánchez narra "un juego de espejos" femenino de rebelión y violencia en la historia 'Mujeres en la oscuridad' (Tusquets), ha explicado el autor en rueda de prensa este jueves.
En la novela, Julia, Tiff y Miranda viven en la misma ciudad "fantasma" aunque no se conocen entre sí: la primera es catedrática y tiende a fantasear con jóvenes, Tiff es camarera y una romántica incurable, mientras que Miranda trabaja en los clubes más selectos.
El autor empezó hace cuatro años con el proyecto, y quiso hacer una novela con todos los personajes femeninos: "Escribir personajes femeninos es un descanso de ser hombre", ha dicho.
Sánchez ha asegurado que para él no es tan distinto hacer un personaje femenino de hacer un asesino en serie, porque ambos son personajes externos, y ha agregado: "Si el personaje es mujer, tienes la posibilidad de elegir las armas".
ESCRIBIR DE MUJERES, "UN RETO"
Sánchez ha considerado que escribir sobre mujeres era "un reto" para él, pero cuando empezó a investigar salieron tres niñas divinas con tres personalidades que le encantaron, y ha dicho: "Un personaje masculino te limita más que uno femenino".
"Puede ser que los hombres seamos más previsibles", ha dicho el escritor, que ha agregado que jugar desde el otro lado es liberador, aunque ha bromeado que en todas sus novelas tiene diez protagonistas, y cinco son hombres y los otros cinco mujeres.
En sus páginas, las protagonistas deducen que tienen las necesidades cubiertas, piensan que son felices, pero "se dan cuenta de que existe un enemigo", y es que la tierra está en manos de los hombres y que el mundo está hecho un desastre.
Ante esta actitud masculina de "rapiñar lo suyo", las protagonistas enfrentan una rebelión y empoderamiento tras decidir que ya no quieren jugar a ese juego.
"AMALGAMA" DE PERSONAJES
Los personajes, sobre todo los secundarios, son un "amalgama" de muchas cosas, por ejemplo con la joven de 20 años Tiffany ha usado "líneas de pensamiento" extraídas de Instagram.
La novela está integrada por cuatro voces --las de las tres protagonistas y una que las reúne a todas--, de las que el autor se considera un "vampiro" porque escribe en bares de Murcia, donde capta conversaciones.
Conocido por las dosis de violencia en sus novelas, Sánchez ha defendido que es una novela muy compleja, que trata de evidenciar que "todos en algún momento hemos jugado con el peligro, yendo a 150 kilómetros por la autopista y tonteado con el móvil con quien no debíamos".