BARCELONA, 17 May. (EUROPA PRESS) -
El alcalde de Barcelona y candidato socialista a la reelección, Jordi Hereu, ha asegurado este martes que se ve como ganador, un diagnóstico que hace tres meses no se hubiera "atrevido" a decir.
A juicio de Hereu, la victoria de Barcelona sigue siendo "un sentimiento difuso", pero ha admitido que conforme pasan los días está más convencido de que es lo que ocurrirá el 22-M.
Lo ha dicho en un desayuno informativo organizado por el Forum Europa, en el primer acto desde el inicio de la campaña en el que ha estado arropado por el primer secretario del partido y ex presidente de la Generalitat, José Montilla.
Ante unas encuestas que a juicio del PSC indican que están recuperando posiciones y recortando distancias con CiU en relación a cómo era la situación meses atrás, Hereu ha indicado que no sólo están remontando, sino que ha visto posible la victoria.
"No sólo puedo ganar sino que puedo ganar la batalla de Barcelona", ha asegurado el alcalde, quien ha indicado que únicamente el PSC puede garantizar la continuidad de un modelo de ciudad que defiende la inversión en tiempos de crisis económica, la oposición a los recortes y la solvencia económica.
"Cada día que pasa lo veo con más convicción", la consolidación del proyecto socialista frente a una CiU que en su opinión no es alternativa porque no cree en la ciudad tanto como lo hacen Hereu y su equipo.
Según Hereu, no hay en estos momentos en Barcelona una alternativa con perfil, fuerza y liderazgo, en alusión a CiU, y sobre el PP, ha indicado que le preocupan seriamente sus ideas porque "cambiarían radicalmente la naturaleza" del modelo de ciudad.
El alcalde ha asegurado que sólo él y el PSC garantizan que Barcelona siga siendo ella misma, y al mismo tiempo, se ha mostrado orgulloso de la contribución que desde 1979 han hecho los socialistas en la ciudad: "Soy heredero y depositario de un liderazgo que empieza en 1979, cuando los ciudadanos entraron en los ayuntamientos".
El ex alcalde de Barcelona Narcís Serra, que ocupó el cargo entre 1979 y 1982, ha asegurado que cuando los socialistas entraron en el consistorio, había una situación económica "mucho más difícil" que la actual, y que incluso negociaron préstamos con las entidades financieras para lograr pagar las nóminas de los trabajadores porque la caja estaba vacía.