BARCELONA, 17 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba) ha revisitado la fotografía "emocional" y humanista del catalán Xavier Miserachs en una exposición sobre la pluralidad barcelonesa que, como novedad, se presenta con una museografía inmersiva que sigue un discurso de 'zoom', desde las afueras de la ciudad, al centro y a sus protagonistas: su gente.
Así lo han explicado este jueves el comisario de la exposición 'Miserachs Barcelona', Horacio Fernández, junto a los arquitectos del estudio Langarita-Navarro, Víctor Navarro y María Langarita, y el gerente del Macba, Joan Abellà.
De esta forma, el museo barcelonés recupera el homenaje que Miserachs --cuyo archivo se encuentra depositado en la institución desde 2011-- dedicó a Barcelona en 1964 con el fotolibro 'Barcelona, blanco y negro', objeto de culto y de admiración, ha señalado Fernández.
"Las imágenes están vivas", tanto en la fotografía del artista como en la exposición que trata de recrear la vitalidad del momento en que fueron tomadas y propone una lectura estética, histórica y sobre todo emocional, ha remarcado el comisario.
Fernández ha destacado que Miserachs "hacía recorridos emocionales en la ciudad", y ello se plasma en la exposición, en que la gente de todas las clases sociales barcelonesas era el tema principal para el comisario.
Ha insistido en que el recorrido ofrece relatos no cerrados, y es que la lectura le pertenece al espectador: "Como en un cuento, en que si el lector no sigue las pistas que le da el autor del relato el misterio desaparece", ha dicho el comisario parafraseando a Julio Cortázar.
En el marco de la exposición, que cuenta con dos libros-catálogo asociados, en noviembre se presentará al público todo el Fondo Xavier Miserachs, que ha sido digitalizado.
Imágenes de la vida cotidiana de los barceloneses en una ciudad que se transformaba día a día protagonizan esta exposición, en que un montaje audiovisual sobre un fondo de color enseña algunas de las instantáneas emblema del artista.
En la exposición, las imágenes se encuentran dispuestas en forma de grandes murales, escaparates, ampliaciones y proyecciones, con una presentación documental que remite a los horizontes lejanos del cine al principio.
Después, el visitante entra en la ciudad en un montaje tipo mecano que recrea las exposiciones de los años en los que Miserachs preparaba su fotolibro, y más adelante la exposición ofrece un paseo literal por las páginas del fotolibro de Miserachs y las pobladas calles y plazas de una Barcelona sin turistas gracias a grandes ampliaciones tridimensionales, que transforman el espacio en una espacio teatral.