Martin Amis: "La ficción es libertad; y la libertad es infinita, o no es"

Entra en el Holocausto desde el punto de vista de las víctimas en la novela 'La zona de interés'

Martin Amis
EUROPA PRESS
Europa Press Catalunya
Actualizado: jueves, 1 octubre 2015 14:51

BARCELONA, 1 Oct. (EUROPA PRESS) -

El autor británico Martin Amis ha defendido este jueves que "la ficción es libertad; y la libertad es infinita, o no es", reivindicando así el derecho de los autores de tratar temas como el Holocausto judío, en el que ha centrado su historia de amor y celos 'La zona de interés' (Anagrama).

En rueda de prensa en Barcelona, Amis ha criticado que pensadores muy serios hayan dicho que jamás se debería escribir ficción sobre este tema, algo que ha considerado "falto de sentido filosófico cuando suceden cosas tan trágicas", ya que es necesario que todo novelista use su libertad para lanzar los mensajes que quiere, ha dicho.

"Es un poco como en el caso de ISIS, va en la misma dirección. ¿Pensaremos algún día que es demasiado terrible como para que no se pueda escribir sobre el tema?", ha lanzado el autor, que ha considerado también que es como si encima de que los judíos fueron torturados y asesinados, después fueran condenados a ni siquiera poder hablar o pensar sobre el tema.

En la novela, un joven oficial sobrino del jerarca nazi Martin Bormann llega a un campo de exterminio para trabajar en la puesta en marcha de una fábrica con mano de obra esclava, y no tarda en quedar prendado de Hannah, la esposa del comandante del campo, trazando un triángulo al que se une una cuarta pieza, el Sonderkommando Szmul, es decir, uno de esos judíos que colaboraban con los verdugos.

"Empiezas a escribir y todo va fluyendo en un proceso increíble pero extraño", ha comentado Amis, que ha considerado que en esta obra prima el realismo social frente a su más fantástica 'La flecha del tiempo' también sobre el Holocausto.

EN EL LUGAR DE LAS VÍCTIMAS

Para Amis, la gran diferencia entre ésta --que ha tardado dos años y medio en gestar-- y la otra novela es que la primera solamente planteaba el punto de vista de los asesinos, no de las víctimas, una aproximación para la que no se sintió autorizado en un principio: "En los últimos 20 años he estado casado con una mujer medio judía, cuya familia sufrió el Holocausto, y tenemos dos hijas, nuestra sangre se ha mezclado, lo que me permite ponerme en situación".

Ha reivindicado que el personaje de Sonderkommando era una víctima no al 100%, sino al 1000%, ya que eran judíos obligados a colaborar con los nazis, que debían elegir entre quienes matar, enterrar a sus predecesores --"una de las funciones más degradantes"-- e incluso arrancarles los empastes de oro.

Ha añadido que "Primo Levi fue muy elocuente cuando dijo que la mayoría de las víctimas son puras porque son testigos de las atrocidades", a la vez que ha asegurado todos los responsables del Holocausto no son humanos, sino que deberían considerarse antihumanos, inhumanos, dinosaurios o aliens, ha dicho.

"Ha sido más fácil que escribir la mayoría de mis novelas", ha explicado el autor, que sí ha sentido responsabilidad y cierta incomodidad y malestar cuando al escribir veía en sí mismo un cierto potencial de mal en sus propios pensamientos, ha confesado.

Antes de empezar a escribir, se preguntó si el amor --eje de su novela-- podía existir en ese ambiente de locura totalitaria, y cuando terminó supo que la respuesta era 'no', ya que cree que el amor tiene dos opuestos --el odio y la muerte-- y que en la Alemania nazi había ambos ingredientes: "Es pedirle demasiado al amor que pueda fructificar en estas circunstancias".

Preguntado sobre el tono de la novela, Amis ha asegurado que no se trata de una comedia, sino más bien de una sátira --género no necesariamente asociado a risa y frivolidad--, sino entendido como "ironía militante en la que quieres destruir aquello que te produce risa", muy oportuno en la Alemania nazi, donde hubo episodios ridículos, patéticos y grotescos, ha zanjado.

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