BARCELONA, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las familias catalanas 'progresistas' son las que más "desisten" en la educación de sus hijos, al delegarla en la escuela, niñeras, u otros familiares, según el estudio presentado hoy 'Modelos educativos familiares en Catalunya', coordinado por el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto, Javier Elzo.
En base a los valores de los padres y a la presencia de normas y conflictos en el núcleo familiar, la investigación determinó que el 23,3% de las familias eran de tipo 'progresista' --defienden aspectos como la legalización de la marihuana y la eutanasia--; el 30,5%, 'tradicionales'; el 15,2%, 'conflictivas', y el 31%, 'harmónicas'.
Según el trabajo, los padres 'progresistas' tienen el mayor nivel económico y formativo, y reconocen la importancia de educar a los niños, aunque la descuidan y son los que pasan menos tiempo con ellos. Rechazan el castigo corporal pero tampoco aplican un modelo educativo positivo, basado en las muestras de afecto y en explicar a los hijos por qué un comportamiento es incorrecto al castigarles.
Los niños con comportamientos más prosociales provienen de familias 'tradicionales' --con valores conservadores, respeto natural a las normas y a la autoridad--, y 'harmónicas'. Estas últimas tienen el mejor clima en el hogar y las mejores relaciones con el centro docente; son las que más utilizan el castigo correctivo, y son las más religiosas y altruistas.
NOTABLE A LOS CATALANES
Elzo calificó con un notable de media la educación de los hijos en Catalunya, y destacó la importancia de la integración de los inmigrantes tras destacar que las familias extranjeras representan el 20% de las 'harmónicas' pero también entorno al 15% de las 'conflictivas' --las que más problemas presentan--.
Aseguró que la conducta social de los hijos depende más del clima que de la estructura familiar, y afirmó que es un "gravísimo error" achacar las actitudes antisociales principalmente al modelo familiar --reconstituido, monoparental, y con madre trabajadora, entre otros--. Lo más importante es el buen ambiente en casa, concluyó.
La investigación mostró que la conducta antisocial es el resultado de la falta de supervisión parental; las discusiones en el seno de la familia y el estilo educativo, mientras que la conducta prosocial es fruto de la cohesión familiar; la posibilidad de expresar sentimientos y opiniones; el refuerzo de los comportamientos correctos y el cumplimiento de las normas.
El estudio fue realizado a partir de una encuesta de la Fundació Jaume Bofill a 1.060 padres y 1.189 profesores de niños de siete a 12 años entre 2006 y 2007.