BARCELONA, 5 Jun. (EUROPA PRESS) -
La limitación, estrenada este martes, de acceder ante la Sagrada Familia de Barcelona con autocar turístico supone sacar hasta 600 buses diarios de su alrededor, donde sólo se permiten 100 para dejar y recoger pasajeros que lleven al menos uno de movilidad reducida o únicamente escolares, y todos con su entrada para la basílica.
La medida implica para la mayoría de turistas de buses discrecionales tener que caminar un par de manzanas del Eixample para acceder a la basílica --desde plazas Hispanitat y Neruda, por ejemplo--, mientras que siguen pasando junto al templo las líneas regulares del Bus Turístic, que opera Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), y el Barcelona City Tour.
En declaraciones a los medios, el concejal del Eixample, Gerard Ardanuy, ha calificado de éxito la aplicación de la medida, de iniciativa municipal, recordando que era muy demandada por los vecinos, y ha dicho que la situación alrededor de la basílica se convirtió en "insostenible", sobre todo tras la visita del Papa en noviembre del 2010.
Ante el aviso de pérdidas millonarias de la Plataforma por la Movilidad de Autocares, que agrupa a operadores turísticos, Ardanuy ha dicho que han buscado un punto intermedio entre ellos y vecinos: "Esta visión un poco fatalista de algunos se irá viendo con el tiempo, pero creo que el impacto negativo no será tan importante o no será".
MULTAS DE 90 EUROS
Los buses escolares y con personas de movilidad reducida necesitan autorización previa, y se prevén multas de 90 euros para los que accedan alrededor de la basílica pese a tenerlo prohibido, si bien en estos primeros días, que cuentan con un dispositivo aumentado de tráfico de la Guardia Urbana --que se suma al habitual de carteristas y venta ambulante--, no se imponen.
Sin embargo, hasta sobre las 10.30 ya se advertido a 25 autocares; en paralelo, quedan algunos puntos a negociar con la Asociación de Vecinos, como si ensanchar más las aceras de calles de alrededor --medida aplicada sobre todo ante la fachada de la Passió, donde los buses turísticos ya no pueden parar--, y Ardanuy se ha mostrado abierto a hacer cambios y no renuncia a estudiar peatonalizar Marina.
En esta vía se han registrado esta mañana aglomeraciones de turistas andantes, cuya circulación se puede ver dificultada por terrazas o precisamente estos días por unas obras con zanjas abiertas, "obstáculos" que un vecino ha hecho notar a Ardanuy --que se ha paseado por la zona-- y le ha instado a comprobarlo.
Guías turísticos y conductores de autobús consultados por Europa Press no han escondido su enfado con la iniciativa, de forma que la guía Aurora Bertran, que lleva 23 años en el oficio --muchos de ellos en la Sagrada Familia--, ha hablado de "golpe de estado" y el conductor Francisco Gómez ha dicho en tono irónico: "Es para colgarlos".
En el foco de sus críticas también hay que el Bus Turístic y el Barcelona City Tour puedan pasar ante el templo y parar cerca, y ellos no, creándose turistas "de primera y de segunda", mientras que el vecino de Marina-València Enric Botey ha afirmado a los periodistas que la medida no le afecta "para nada", pues ya había aglomeraciones de antemano.
Con todo, los autocares que lo tienen permitido pueden parar 10 minutos ante la fachada del Naixement --calle Marina-- pero no en la de la Passió --Sardenya--, punto en el que Ardanuy destaca que ha mejorado la visibilidad; además, se ha suspendido el otorgar licencias para abrir tiendas de souvenirs en 24 manzanas del Eixample alrededor de la basílica.