MADRID, 2 Jun. (CHANCE) -
Factores a los que nos enfrentamos constantemente como el estrés, cambios en la alimentación o la falta de ejercicio físico e, incluso, el uso continuado de medicamentos como los antibióticos, hacen que se produzca un desequilibrio en el ecosistema que forman las bacterias que habitan en nuestro intestino, y que puede provocar dolor abdominal, alteración en el ritmo intestinal o intolerancias alimentarias.
Y es que, la mucosa intestinal es la principal zona de defensa frente a agentes externos como virus, toxinas, bacterias y alérgenos. El ecosistema de bacterias buenas (o microbiota) que viven en nuestro tracto intestinal actúa como una barrera de protección defendiendo nuestro cuerpo de microorganismos como la salmonella o E.coli. Si el intestino está colonizado en su totalidad por una microbiota adecuada, no habrá hueco para bacterias perjudiciales.
LO QUE PUEDEN HACER POR TI
Los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en las cantidades adecuadas, producen un efecto beneficioso en nuestra salud intestinal ayudándonos a regenerar la microbiota y a defendernos de microorganismos perjudiciales. Los encontramos en alimentos infantiles, leches fermentadas o preparaciones farmacéuticas, y pueden:
- Mejorar la salud digestiva.
- Incrementar las defensas intestinales.
- Equilibrar la microbiota.
NO TODOS LOS PROBIÓTICOS SON IGUALES
A la hora de consumir probióticos hay que tener en cuenta que los efectos de cada cepa son distintos. Lactobacillus reuteri Protectis, contribuye con una serie de beneficios que no tienen por qué ser los mismos que aporta otro probiótico.
Se trata del único probiótico estudiado a lo largo de todo el tracto gastrointestinal y produce ácido láctico durante su metabolismo, lo que disminuye el pH intestinal y los ácidos grasos de cadena corta, como el ácido butírico, esencial para la salud intestinal.
En definitiva, mantener un tracto intestinal saludable es imprescindible para prevenir y mejorar trastornos como la distensión abdominal, la diarrea o el estreñimiento, y el uso de probióticos aporta microorganismos buenos cuando existen desequilibrios en la microbiota, defendiendo nuestro organismo y convirtiéndose en un escudo para nuestras defensas.
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