MADRID, 11 Sep. (CHANCE) -
Tres semanas después de su polémico beso no consentido a Jennifer Hermoso durante la celebración del Mundial ganado por la Selección Femenina de Fútbol, Luis Rubiales ha dimitido como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
Una renuncia que llega días después de que la jugadora le denunciase formalmente ante la Fiscalía General del Estado por agresión sexual, y que se produce después de que el de Motril asegurase en una polémica rueda de prensa celebrada el pasado 25 de agosto que el beso había sido "consentido, espontáneo y de mutuo acuerdo" y dejase claro que no iba a dimitir de su cargo.
A última hora de este domingo Rubiales ha anunciado su renuncia a través de una carta publicada en la red social X (antigua Twitter) en la que, a pesar de dejar sus puestos tanto como presidente de la RFEF como su cargo de vicepresidente de la UEFA, asegura que "Defenderé mi honorabilidad. Defenderé mi inocencia. Tengo Fe en el futuro. Tengo Fe en la verdad. Gracias a todos".
"Tras la veloz suspensión realizada por FIFA, más el resto de procedimientos abiertos contra mi persona, es evidente que no podré volver a mi cargo. Insistir en quedarme a la espera y aferrarme a ello no va a contribuir a nada positivo, ni a la Federación ni al fútbol español", ha explicado en su comunicado.
Sin nombrar ni a Jenni Hermoso ni su polémico beso no consentido, Rubiales se ha 'lamentado' de que "hay poderes fáctivos que impedirán mi vuelta" y ha sacado pecho por su gestión al frente de la RFEF: "Ahí está la gestión de mi equipo y, sobre todo, la felicidad que me llevo por el enorme privilegio de estos más de cinco años al frente de la RFEF".
"No quiero que el fútbol español pueda resultar perjudicado por toda esta campaña tan desproporcionada y, sobre todo, tomo esta decisión tras haberme asegurado de que mi marcha contribuirá a la estabilidad que va a permitir que tanto Europa como África sigan unidas en el sueño de 2030, que permitirá traer a nuestro país el mayor evento del mundo", ha apuntado.
Un comunicado en el que confiesa que ahora "debo mirar adelante, mirar al futuro" e intentar demostrar su inocencia de las acusaciones, denunciando la "persecución" que han sufrido quienes le han defendido en las últimas semanas: "Ahora hay algo que me ocupa con firmeza. Tengo fe en la verdad y voy a hacer todo cuanto esté en mi mano para que prevalezca". "Mis hijas, mi familia y la gente que me quiere han sufrido los efectos de una persecución desmedida, así como muchas falsedades, pero también es cierto que en la calle, cada día más, la verdad se está imponiendo", ha asegurado, antes de despedirse con un "fuerte abrazo" y un "mucha suerte" de todos aquellos que le han apoyado "en estos momentos".