MADRID, 14 May. (EUROPA PRESS) -
Aprovechando el día de la madre en Estados Unidos. La mujer de Will Smith ha querido hacer una entrevista con su hija Willow y con su madre Adrienne Banfield Jones en la que se han sincerado y emocionado revelando que no han tenido una vida perfecta ni mucho menos.
A pesar de que su marido sea una super estrella, de que su hija tenga un talento especial para atraer millones de dólares o que aparentemente no tengan problemas familiares, Jada Pinkett Smith tiene mucho que confesar o que descubrir.
Estas tres mujeres estrenan un nuevo programa que se llama 'Conversación en la mesa roja', producido por Will Smith y difundido por Overbrook Entertainment, aprovechando la especial fecha del día de la madre.
Este programa muestra tres generaciones que comparten una íntima conversación en la que reflexionan sobre sus vidas, fama y maternidad. La conversación se ciñe a la problemática vida de Adrienne Banfield Jones, madre de Jada y abuela de Willow, que descubre sin pudor su oscuro pasado.
Lo cierto es que se trata de una reveladora confesión de la madre de Jada: "No fui una buena madre". Adriene Banfield Jones narra su difícil situación cuando se quedó embarazada de Jada cuando aún era adolescente.
"Tuve a tu madre cuando era muy joven y me enganché a las drogas desde que ella nació hasta que tuvo 17 o 18 años", cuenta Adriene a su nieta Willow. A pesar de esta historia tan dura, Jada Pinkett Smith confiesa que ha usado su pasado como una motivación en su vida.
Probablemente esta conversación sea una de las más realistas que se han visto en televisión y puede la pequeña de los Smith, Willow, de 11 años, la recuerde para toda su vida.
Casi terminando esta íntima conversación, Jada Pinkett Smith preguntó a su hija Willow sobre sus intereses y, sorprendentemente, la pequeña contestó: "Si tuviera que cambiar algo de mi vida, probablemente sería la fama".
No solo fue una, sino dos declaraciones reveladoras. Una abuela que confiesa sin tapujos su pasado con las drogas y una nieta que le gustaría que la fama no hubiera llamado a su puerta. Desgraciadamente no pueden volver cambiarlo.
