MADRID, 20 Oct. (CHANCE) -
Britney Spears se suma a las estrellas cuyos accidentados estilismos les hicieron sonrojar.
El pasado fin de semana, Britney Spears pasaba uno de los momentos más bochornosos sobre un escenario tras romperse la cremallera de su mono ajustado de transparencia negra. Aunque tres de sus bailarines intentaron por activa y por pasiva arreglar el desaguisado, fue imposible subírsela, así que, en un alarde de artistaza, la cantante de 33 años decidió seguir su actuación mostrando su bonita espalda al público y al mundo. La princesa del pop, acostumbrada a contratiempos en directo -hace unos meses perdió las extensiones de pelo- no es la primera ni la única estrella que entona interiormente un ¡tierra trágame! por culpa de un percance con el vestuario.
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Sin ir más lejos, el ejemplo más reciente es el de Lenny Kravitz, al que se le rompió el pantalón de cuero ajustado durante un concierto en Suecia este verano, dejando sus partes pudendas a la vista de todos los espectadores, de sus móviles y de las cámaras de televisión. Lejos de avergonzarse del que han calificado como Penisgate, el cantante de 51 años ha sabido rentabilizar el bochorno en un divertido anuncio de Guitar Hero, en el que James Franco bromea sobre el tórrido percance.
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Cuando vas muy ajustada, con dos o tres tallas menos de las que te corresponden, suele pasar lo inevitable, que alguna costura, botón o cremallera ceda a su libre albedrío. Como le pasó en agosto de 2014 a Nicki Minaj durante la actuación en los MTV VMA junto a sus compañeras Jessi J y Ariana Grande. A la neumática rapera se le quedó la cara blanca cuando su estilismo negro dijo 'hasta aquí he dado de sí' y dejó su generoso tren superior a la vista de los asistentes y de las cámaras del canal internacional. El portal TZM reveló que todo era fruto de una maniobra de marketing de la cantante para acaparar la atención mediática. Era demasiada casualidad que en los ensayos sucediera lo mismo y que cerca del escenario hubiera un estilismo de repuesto.
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Todo lo contrario a la vergüenza que sintió Laura Pausini en un concierto en Lima, celebrado el verano de 2014. En plena actuación, el vestido de la coach de La Voz se rompió y evidencio lo bien depilado que tiene su monte de Venus. "Pues si lo han visto, lo han visto, yo lo tengo como todas", fue la despedida de la italiana ante sus perplejos seguidores peruanos. El revuelo fue tal, que días después aprovechó para explicar qué había sucedido, aún a pesar de la evidencia: "En primer lugar, yo no estaba desnuda, como he leído en casi todas partes, pero fue un accidente que me hace sentir muy avergonzada porque nunca he estado en esta situación", comentaba la artista.
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Acostumbrada a vestir al límite está Mariah Carey, a la que hace décadas no vemos lucir un modelito de su talla real. La diva de 45 se aplica a rajatabla aquello de 'antes muerta, que sencilla' que cantaba María Isabel, y, claro, tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe. Eso le sucedió en mayo de 2013 durante una actuación en un especial de Good Morning America celebrado en Central Park. En plena entrevista con Lara Spencer, a la intérprete le explotó el vestido de Versace. "¡Oh, mierda! La espalda de mi vestido ha explotado", decía la prometida del magnate australiano James Packer ante la cara de asombro de la presentadora, que ayudó a los asistentes de la estrella musical a recomponer el destrozo.
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Pero para profesional, Toni Braxton. La cantante de 47 años se encontraba actuando en Nueva Jersey en agosto de 2013, cuando su mínimo vestido se rompió por la parte de atrás y dejó al descubierto su trasero durante varios minutos, sin que la artista se diera ni cuenta. Un caballeroso invitado le prestó su chaqueta y la intérprete de Un-Break My Heart siguió con el show como si tal cosa.
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No solo estrellas musicales han sufrido un sonrojo de este calibre. Algunas actrices saben muy bien lo que es estar en una alfombra roja o recibir un premio y que su atuendo se convierta en su peor aliado. Katherine Heigl, que en 2011 todavía formaba parte del elenco de Anatomía de Grey, recordará los premios ShoWest toda su vida. En pleno discurso de agradecimiento, uno de los tirantes anchos de su vestido rojo se desprendió, dejando su pecho izquierdo al descubierto, muy al estilo Janet Jackson en la Super Bowl de 2004.
Jennifer Lawrence, una experta en caídas, destrozó el Christian Dior azul con el que acudió a los premios del Sindicato de Actores de 2013. Cuando Robert de Niro dio su nombre como ganadora en la categoría de mejor actriz por El lado bueno de las cosas, la actriz de 25 años se levantó para besar a sus compañeros de mesa y una de las sillas empezó el desaguisado que luego remataron las escaleras. Familiarizada con este tipo de desazones, la protagonista de Los juegos del hambre dio las gracias con una sonrisa de oreja a oreja.
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Y ponemos la guinda con la sirena de Hollywood, Sofia Vergara. Conocida es la tendencia de la prometida de Joe Manganiello por los vestidos largos ajustadísimos, que han hecho de ella una de las mujeres más sensuales de la alfombra roja. Fue en el bermellón paseíllo de los Emmy 2012 cuando la actriz colombiana logró robar el protagonismo al resto de invitadas y a los mismísimos premios, ya que no se habló de otra cosa que del indiscreto descosido que sufrió su vestido color esmeralda, justo donde la espalda pierde su casto nombre. La explosiva estrella televisiva, la mejor pagada este 2015 junto a Kaley Cuoco, se lo tomó tan bien, que quiso compartirlo en redes con sus seguidores. Junto a dos imágenes, una de su asistente cosiendo a toda prisa el vestido, y una detallada de su pompis, la intérprete escribió: "Sufrí un pequeño percance en el vestido, menos mal que mi equipo de emergencia estuvo atento. Sí, ha ocurrido 20 minutos antes de ganar el premio, jajaja, me encanta mi vida (sic)". Pues eso, a vestido roto, buena cara.
