MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -
Científicos liderados por la UC Berkeley han desarrollado un modelo que simula la evolución de sigilosas pero furiosas tormentas solares, conocidas como Eyecciones de Masa Coronal (CME) furtivas.
La investigación se basó en las misiones de la NASA STEREO y SOHO, afinando su modelo hasta que las simulaciones coincidieran con las observaciones basadas en el espacio. Su trabajo muestra cómo un proceso lento y silencioso puede inesperadamente crear una masa retorcida de campos magnéticos sobre el Sol, que luego se comprimen y aceleran en el espacio, todo ello sin previo aviso.
En comparación con las CME típicas, que emergen del Sol tan rápido como 3.000 kilómetros por segundo, las CME sigilosas se mueven a entre 400 a 700 kilómetros por segundo. Eso es más o menos la velocidad del viento solar más común, el flujo constante de partículas cargadas que fluye del sol. A esa velocidad, las CME sigilosos no suelen ser lo suficientemente potentes como para conducir grandes eventos meteorológicos espaciales, pero debido a su estructura magnética interna todavía pueden causar alteraciones de grado menor a moderado al campo magnético de la Tierra.
Para descubrir los orígenes de las CME furtivas, los científicos desarrollaron un modelo de los campos magnéticos del sol, simulando su fuerza y movimiento en la atmósfera del sol. Central para el modelo fue la rotación diferencial del Sol, lo que significa que diferentes puntos en el Sol giran a diferentes velocidades. A diferencia de la Tierra, que gira como un cuerpo sólido, el sol gira más rápido en el ecuador que en sus polos.
El modelo demostró que la rotación diferencial hace que los campos magnéticos del Sol se estiran y se propagan a diferentes velocidades. Los científicos demostraron que este proceso constante genera suficiente energía para formar CME sigilosas en el curso de aproximadamente dos semanas, informa la NASA. La rotación del Sol agranda cada vez más las líneas de campo magnético con el tiempo (como se aprecia en la imagen), eventualmente deformándolas en una bobina tensada de energía. Cuando se produce suficiente tensión, la bobina se expande y se aprieta en una enorme burbuja de campos magnéticos retorcidos -y sin advertencia- el CME furtivo abandona el Sol.
Tales modelos informáticos pueden ayudar a los investigadores a entender mejor cómo el Sol afecta el espacio cercano a la Tierra y, potencialmente, mejorar la capacidad de predecir el clima espacial. El estudio ha sido publicado en el Journal of Geophysical Research.