BARCELONA, 17 Ago. (EUROPA PRESS) -
El Museo de Ciencias Naturales de Barcelona ha lanzado un
llamamiento a la colaboración ciudadana para efectuar un seguimiento
de las más de 300 cotorras que han anillado e identificado mediante
una placa, en el marco de un amplio estudio sobre el crecimiento
demográfico y la expansión de esta especie.
Según explicó a Europa Press el jefe de Investigación y
Publicaciones Científicas del Museo, Joan Carles Senar, el proyecto
"se inició en el año 2000, con el censo de las cotorras y la
valoración de los daños" que causan y continuó el pasado año con "el
anillamiento de más de 300 ejemplares, la mayoría pollos".
Los animales llevan una chapa numerada colgando del cuello y los
técnicos del Museo solicitan la "colaboración" de los ciudadanos para
poder efectuar su seguimiento. Quienes vean a una de estas cotorras y
deseen colaborar, han de llamar al Museo (93 319 69 12) y explicar
"qué día la vieron, dónde y cuál era el número de placa".
El objeto del estudio, financiado por la Conselleria de Medio
Ambiente de la Generalitat, la Diputación de Barcelona y el Instituto
Municipal de Salud Pública (IMSPB) del Ayuntamiento de Barcelona, es
"analizar la dinámica demográfica, la tasa de reproducción, la
mortalidad y la dispersión" de las cotorras, según Senar.
La voluntad es "poder valorar la situación de la población de
cotorras antes de que se convierta en un verdadero problema", explicó
Senar, algo que "puede pasar, si explotan demográficamente".
CRECIMIENTO EXPONENCIAL.
El número de cotorras en Barcelona ha registrado un "crecimiento
exponencial" desde que se tiene constancia de su presencia, en 1977.
Según Senar, el censo de 1985 arrojaba un resultado de no más de un
centenar de animales, que ya eran 250 en 1991. Tres años después eran
más de 400 y el último censo, del año 2000, revela que en la
actualidad hay más de 1.500 ejemplares en la ciudad.
Senar comentó que se trata de "una especie muy oportunista" que
"ha sabido adaptarse en 10 años", ya que "antes no bajaban de los
árboles para alimentarse, y ahora han aprendido a comer pan". Las
cotorras "construyen nidos comunitarios, que pueden pesar 100 ó 200
kilos, hechos con ramitas que arrancan de los árboles, que van
ampliando como si fueran bloques de pisos", explicó Senar. Esta
costumbre "daña los árboles de donde sacan las ramas hasta matarlos",
aseguró.
Aunque, en un principio, sólo utilizaban las palmeras para
construir sus nidos, "ahora están colonizando otros árboles", explicó
el jefe de Investigación del Museo de Ciencias Naturales. Las
cotorras "causan también daños en los cultivos del Baix Llobregat",
donde son muy numerosas, con una colonia de unos 300 ejemplares.
ESTUDIAR SUS LIMITACIONES.
El estudio pretende también conocer los "factores que pueden
limitar" la expansión de la especie, con lo que pueden ayudar a
controlarla en el caso de que llegue a convertirse en un problema.
A título de ejemplo, Senar afirmó que "las palomas tienen como
factor limitante que necesitan agujeros para construir sus nidos",
por lo que "sabemos que, si tapamos los agujeros de los edificios más
antiguos, frenamos bastante su expansión". Por el momento, en cuanto
a las cotorras, "sabemos que la comida y la reproducción ya no son
factores limitantes".
|
17-Ago-2003 12:00:00
(EUROPA PRESS)
08/17/12-00/03
"