MADRID, 20 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo metal magnético líquido emula al malvado robot de la saga Terminator. Fuerzas magnétricas hacen que el nuevo material se mueva y se estire en el espacio tridimensional.
En la exitosa franquicia de películas, un robot malvado se transforma en diferentes formas humanas y objetos y rezuma a través de aberturas estrechas, gracias a su composición de "metal líquido".
Aunque los robots actuales no tienen estas capacidades, la tecnología se está acercando con el desarrollo de nuevos metales líquidos que se pueden manipular en el espacio 3D con imanes. Presentados ahora en la revista Applied Materials & Interfaces, estos materiales podrían algún día encontrar aplicaciones en robótica blanda. Un vídeo de la American Chemical Society ilustra el hallazgo. https://www.youtube.com/watch?v=jFNpfD1sg6g
Los metales que son líquidos a temperatura ambiente, como el galio y ciertas aleaciones, tienen propiedades únicas que incluyen alta conductividad, bajo punto de fusión y alta deformabilidad. Estas propiedades los hacen atractivos para su uso en robots blandos y electrónica flexible. Al agregar partículas magnéticas, como níquel o hierro, los investigadores pueden producir metales líquidos que pueden manipular con imanes.
Sin embargo, debido a su alta tensión superficial, la mayoría de los metales líquidos magnéticos solo pueden moverse horizontalmente, y deben sumergirse completamente en el líquido para evitar la formación de una pasta. Liang Hu, Jing Liu y sus colegas de la Universidad Beijang, en Pekín, querían hacer un metal líquido magnético que pudiera moverse y estirarse tanto horizontal como verticalmente, sin necesidad de poner el material completamente en un líquido.
Para ello, los investigadores trabajaron primero con el material sumergido en líquido. Agregaron partículas de hierro a una gota de una aleación de galio, indio y estaño sumergida en ácido clorhídrico. Una capa de óxido de galio se formó en la superficie de la gota, lo que disminuyó la tensión superficial del metal líquido. Cuando el equipo aplicó dos imanes en direcciones opuestas, pudieron estirar la gota hasta casi cuatro veces su longitud de reposo.
También pudieron manipular el metal líquido para conectar dos electrodos horizontales sumergidos y, en virtud de sus propiedades conductoras, encender una bombilla LED. El metal líquido incluso pudo estirarse verticalmente y luego moverse horizontalmente para conectar dos electrodos: el superior expuesto al aire y el inferior en el ácido clorhídrico. Esto demostró que el material no tenía que estar completamente sumergido en líquido. De esta manera, el metal líquido magnético recuerda a un anfibio que camina erguido, dicen los investigadores.