VALENCIA 2 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un total de 18 grupos de investigación provenientes de ocho países europeos se reunirán en la sede del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València mañana y el viernes 4 de julio para iniciar los trabajos de un proyecto de la Unión Europea dirigido a atacar la contaminación ambiental con microbios diseñados a la carta, informaron hoy fuentes de la institución académica.
Así, a lo largo de los próximos dos años, el proyecto 'Tarpol', incluido en la temática 'Biología sintética para el ambiente' del VII Programa Marco de la UE, pondrá en contacto los diferentes grupos europeos de investigación en biología sintética, convocará discusiones y debates sobre conceptos y terminología, creará bases de datos comunes, pondrá en marcha un programa de formación adelantada en biología sintética a escala europea y preparará un programa de actuaciones para la Unión Europea
De este modo se podrán identificar las necesidades y prioridades de la biología sintética en Europa. Un objetivo remarcable del proyecto 'Tarpol' también es reflexionar sobre los aspectos sociales, ambientales y éticos, así como el impacto económico potencial de estas nuevas tecnologías.
Todo ello debe servir por diseñar y optimizar un sistema de presa de decisiones y de recomendaciones para las futuras investigaciones, explicaron las mismas fuentes, que agregaron que "será una base sólida por impulsar una innovación y una bioeconomía basada en el conocimiento que contribuirán a lograr los objetivos trazados por el programa Lisboa 2010".
El coordinador del proyecto Tarpol es el profesor Andrés Moya, director del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València. La biología sintética es un campo de investigación emergente que reúne varias tradiciones científicas alrededor del objetivo de diseñar y fabricar nuevos sistemas biológicos de interés industrial. En la biología sintética convergen los estudios tradicionales de química prebiótica y origen de la vida o los de la ingeniería genética y metabólica, apuntaron.
En la actualidad, el ritmo de secuenciación de genomas es exponencial y esto está suministrando una información muy valiosa para reenfocar todos los esfuerzos precedentes de una manera completamente nueva. Se abre así la posibilidad de una mejor comprensión de los sistemas vivientes y del diseño y fabricación de formas de vida artificiales.
En Europa hay suficiente masa crítica en sus instituciones académicas y de investigación, así como el adecuado entorno industrial, como para emprender una tarea de coordinación y concienciación en el ámbito de la biología sintética que permita competir con otros países por una aproximación con éxito a la biotecnología ambiental.
Es decir, en el descubrimiento y explotación de nuevos catalizadores biológicos capaces de impulsar reacciones de interés industrial con un coste energético mínimo y de una manera muy respetuosa con el entorno, concluyeron desde la Universitat.