Los accidentes con riesgo de contagio por virus, sangre o fluidos en sanitarios cuestan 974.656 euros anuales

Actualizado: domingo, 1 octubre 2006 15:48

VALENCIA, 1 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los accidentes con riesgo de contagio de virus por medio de la sangre o de fluidos que se producen entre los profesionales sanitarios de la Comunitat Valenciana suponen para la conselleria de Sanidad un coste anual de 974.656 euros.

Según las estimaciones de este departamento, el coste medio de una inoculación accidental asciende a 388 euros, y el número de accidentes que se producen al año con riesgo de contagio se sitúan en 2.500, ya que la exposición laboral a agentes biológicos afecta a una gran variedad de actividades y ocupaciones, y son los trabajadores del sector sanitario uno de los colectivos laborales más expuestos a este tipo de riesgo.

Del mismo modo, fuentes de la Generalitat señalaron que las agujas están implicadas en el 70 por ciento de los accidentes, y de ellas las agujas hipodérmicas sueltas junto a las jeringas desechables y precargadas representan el 49,3 por ciento. Estos accidentes, además del daño directo, llevan casi siempre asociada una gran carga de ansiedad para el profesional que lo sufre, ante la incertidumbre por el riesgo de contagio.

Por ello, el departamento que dirige Rafael Blasco ha puesto en marcha el Programa de Riesgo Biológico, con el que todos los centros de salud y hospitales contarán con material seguro para reducir accidentes entre los trabajadores sanitarios. De este modo, "se reduce el riesgo de exposición a la sangre y fluidos corporales humanos potencialmente contaminados al implantar materiales con dispositivos de bioseguridad", afirmó.

El conseller explicó que ya se ha puesto en marcha este plan de un modo piloto en ocho centros de salud y tres hospitales de la Comunitat, en concreto, en el General de Castellón, Arnau de Vilanova, y Elda, y sus resultados han sido muy positivos, ya que "el número de accidentes al utilizar el nuevo material se ha reducido en un 80 por ciento", mientras que en las unidades que seguían utilizando materiales convencionales el número de accidentes "se ha mantenido", aseveró.

De este modo, durante el período de implantación del programa piloto --del último trimestre de 2005 y hasta marzo de 2006-- se declararon un total de 10 accidentes en las unidades y servicios en las que se ha implantado los materiales de seguridad y de ellos tres se produjeron con materiales convencionales.

Por lo que, sólo se dieron siete accidentes con material de bioseguridad, frente a los 47 que se produjeron en estas unidades en el mismo periodo del año anterior en el que se usaban materiales convencionales. Con estos resultados, la conselleria de Sanidad decidió extender a todos los centros de salud y hospitales este plan que, a juicio de Rafael Blasco, "tiene como objetivo principal reducir el número de accidentes y mejorar la práctica profesional".

Asimismo, el responsable de Sanidad destacó que este programa "se ha dirigido especialmente al colectivo de profesionales de enfermería, por ser el de mayor riesgo", al tiempo que añadió que "supondrá una gran mejora en las condiciones de seguridad en el trabajo de los sanitarios, que redundará en la salud de estos profesionales, al minimizar el riesgo de contagio laboral".

Por otro lado, manifestaron fuentes de la Generalitat que en los tres departamentos de salud en los que se ha puesto en marcha esta iniciativa se han empleado un total de 684.450 unidades de material de seguridad, de 23 modelos diferentes.

Entre las principales características de estos materiales destaca que el dispositivo de seguridad "no compromete la salud del paciente", ya que permite tratar al paciente de manera segura y efectiva. Además, el mecanismo de seguridad está integrado en el dispositivo, añadieron.

Explicaron que el mecanismo de seguridad es "irreversible" y no puede ser desactivado, mantiene su actividad protectora hasta que el dispositivo esté depositado en el contenedor de objetos punzo-cortantes; la activación del mecanismo de seguridad se manifiesta al usuario mediante una señal auditiva, táctil o visual, y debe ser fácilmente verificable. También es "fácil de usar, práctico, fiable y eficaz y debe cumplir la normativa aplicable para tratamiento y eliminación segura de residuos", apostilló Blasco.