VALÈNCIA, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -
La terrible dana del 29 de octubre de 2024 dejó al descubierto el problema de la gigantesca cantidad de residuos que se generan y el riesgo que suponen si no se gestionan de forma adecuada. Ahora, un estudio de la Universitat Politècnica de València (UPV), publicado por Fundación Naturgy, demuestra que la planificación de la gestión de residuos es una medida "esencial" para afrontar futuras inundaciones.
"Su correcta gestión nos ayudaría a reducir sus efectos y facilitar una recuperación mucho más rápida", señala Miguel Ángel Artacho, profesor de la UPV, director del Centro de Investigación en Dirección de Proyectos, Innovación y Sostenibilidad (PRINS) y autor del estudio.
El documento, que se presentará este jueves, 11 de diciembre, a las 12.00 h en el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de la UPV, analiza lo ocurrido tras la dana y propone un conjunto de actuaciones para evitar que los residuos agraven los daños en próximos episodios. La inscripción a la jornada está abierta en este enlace.
Según señala la universidad en un comunicado, cuando una inundación afecta a zonas urbanas, la producción de residuos se multiplica de forma drástica. En la dana que el 29 de octubre de 2024 asoló parte de la provincia de Valencia se recogieron cerca de 1,5 millones de toneladas, una cifra equivalente a la generación anual de toda la Comunitat Valenciana, subrayan.
Esta "avalancha de materiales dañados y arrastrados por el agua tensionó significativamente los sistemas convencionales de gestión y añadió nuevos riesgos", advierten desde la institución académica.
Los residuos pueden bloquear infraestructuras de drenaje, empeorar la duración y el alcance de la inundación, impedir el acceso de los equipos de emergencia, generar riesgos sanitarios y ambientales y retrasar la vuelta a la normalidad de las zonas afectadas.
"A pesar de su relevancia, la gestión de residuos tras un desastre sigue siendo la gran olvidada de las medidas de prevención. Frente a las grandes obras de ingeniería que captan toda la atención pública --y que requieren años para ser diseñadas y ejecutadas--, las medidas no estructurales como la planificación previa de residuos son más ágiles, económicas, flexibles y sostenibles. Si mañana se produjera una nueva dana, las únicas actuaciones que podrían haberse puesto en marcha en un año serían precisamente estas medidas no estructurales", expone el profesor Artacho.
MEJORAR COORDINACIÓN ENTRE ADMINISTRACIONES
El estudio propone reforzar el análisis de experiencias pasadas, diseñar planes específicos de gestión de residuos, mejorar la coordinación entre administraciones, empresas y ciudadanía, incorporar especialistas en residuos en los equipos de emergencia, simplificar los procedimientos legales y avanzar en tecnologías como inteligencia artificial, sensorización o blockchain para mejorar el control durante y después del desastre.
También recalca la importancia de la educación y la formación, tanto de los técnicos como del conjunto de la población, para garantizar respuestas más eficaces.
Artacho destaca además varias áreas en las que todavía falta investigación. Entre ellas, la necesidad de crear estructuras organizativas más robustas para atender los desastres, perfeccionar los modelos de previsión de residuos, mejorar el análisis de riesgos y evaluar los distintos métodos de tratamiento teniendo en cuenta su impacto ambiental, económico y social a largo plazo.
"El futuro ya no es lo que era; los desastres naturales, o más bien climáticos, tampoco son como antes. Comprender su dinámica y planificar la gestión de residuos es esencial para reducir sus consecuencias", concluye Artacho.