VALENCIA 5 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los usuarios de la Línea 1 de metro Valencia pudieron hoy volver a utilizar el servicio de transporte metropolitano entre la "pena" y el silencio por lo sucedido el pasado lunes en la estación de Jesús, donde el descarrilamiento de un convoy provocó 41 víctimas mortales y 39 heridos de distinta consideración. Así lo explicaron varios de los viajeros que de nuevo subieron a los trenes de esta línea que, en esta jornada, según aseguraron, han comprobado que presenta una afluencia de usuarios mucho menor que la habitual a las primeras horas del día.
Tras dos días sin servicio, --que se restableció a las 5.00 de la madrugada--, Angel Sánchez subió esta mañana en la parada de Paterna (Valencia), como de costumbre, en dirección a Patraix. A diferencia de otras jornadas, en esta ocasión había mucha menos afluencia de gente. Aseguró, a preguntas de los periodistas, que no sentía "miedo" y, como muchos, miraba a través de las ventanas de metro entre el silencio generalizado que reinaba en los distintos convoyes.
Otros pasajeros explicaban que tenían "incertidumbre", algunos mostraban "respeto" hacia lo ocurrido y los menos afirmaban tener "miedo". Así, María Martínez, una usuaria habitual de 66 años, señaló que sentía "un pena muy grande", ya que según explicó, conocía a la fallecida de Picanya "desde pequeña" y estaba muy conmocionada por lo sucedido.
Un pasajero de 70 años, Cirilo de Fec, que coge la línea 1 de metro en la parada de Jesús con frecuencia, aseguraba hoy que en el tramo entre Plaza de España y la estación donde se registró el accidente, "siempre hay mucho traqueteo y se escucha chirriar, lo que nos obliga a sujetarnos bien a las barras y los asientos del metro". Sin embargo, hoy muchos de los pasajeros se asomaban por las ventanas en el tramo donde se registró el siniestro y donde todavía se pueden ver los restos de piezas y cables esparcidos. "La sensación que tengo no es de miedo, porque esto es un accidente y ya está, pero sí te hace reflexionar", indicó el pasajero anterior.
"De normal en un lugar donde hay tanta gente, como es el metro, nadie saluda o da los buenos días sino que cada uno hace su marcha. Ahora, después de lo sucedido, cuando uno entra en el metro y se sienta y ve a la persona que hay enfrente, te hace pensar que aunque ni siquiera has cruzado palabras con ella, me ayudaría en el caso de que pasara un suceso como éste", señaló Cirilo de Fec, quien aseguró que a pesar de lo sucedido "la vida continua".
David Mateos, Alicia Verduch o Salvador Catalán también son algunos de los usuarios de la línea 1 de metro Valencia que aseguran "no tener miedo", aunque sí sienten "cierto respeto" por lo ocurrido. "Me impone un poco, porque yo suelo coger el metro a las dos, y esto sucedió a la una, de hecho, me enteré de lo ocurrido cuando familiares y amigos que conocen mi trayecto empezaron a llamarme para asegurarse de que estaba bien, pero no tengo miedo porque esto ha ocurrido una vez pero no tiene por qué volver a ocurrir", indicó el primero de ellos momentos antes de comprar su billete.
"Es un accidente y lo mismo te puede ocurrir en un avión, en un autobús o un barco, por lo que es algo que no se puede predecir, así que la vida sigue, no tengo miedo a seguir utilizando este transporte público", aseguró Salvador Catalán.
CRESPONES NEGROS Y CIRIOS
A primeras horas de esta mañana, dos vecinos de Valencia se habían acercado a la boca de metro de Jesús de la calle Mora de Rubielos para encender dos velas en memoria de las víctimas del accidente. Aseguraron estar "muy conmocionados". Estos jóvenes se sumaron así a las decenas de personas que han querido mostrar su duelo por lo ocurrido dejando muestras de su pesar en la estación.
Crespones negros, cirios, flores, mensajes de consuelo a las familias de los fallecidos y heridos, oraciones o estampas religiosas de la Virgen de los Desamparados, de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, así como ilustraciones de vírgenes de todo el mundo se apilaban en las bocas de metro de esta estación, tanto en la calle de Rois de Corella como Mora de Rubielos, en el tercer día de duelo decretado por el Gobierno valenciano, objetos con los que, según explicaron algunos de sus depositarios, "pretenden hacer un pequeño homenaje al recuerdo de las víctimas".