VALENCIA 23 Jun. (EUROPA PRESS) -
El director alemán Christian Moris Müller presentó hoy en rueda de prensa la película 'Vier fenster', que compite en la Sección Oficial de Largometrajes del Festival Internacional de Cine Cinema jove de Valencia. Se trata de un filme con una narrativa muy original defiende que "la familia como institución está en proceso de destrucción, hay que desacralizarla, así como la figura del Papa, que pronto andará por estas tierras", declaró el realizador.
La cinta se estructura en cuatro capítulos dedicados a personajes que, cada uno a su manera, buscan el modo de ser felices. A través de estas historias se realiza "una reflexión sobre quiénes son esas personas a las que llamamos familia, qué hay detrás de un gesto de cariño, un beso o una caricia o qué está sucediendo detrás de las puertas de los que habitan en nuestro vecindario. El director comentó que "no es una película autobiográfica, pero he tenido que echar mano a los malos recuerdos y juntarlos con mis peores pesadillas".
Christian Moris Müller se aproxima a sus personajes con cuidado y sin prejuicios. En lugar de utilizar grandes palabras, deja que sean los rostros los que hablen en un trabajo actoral de alto nivel, aseguraron fuentes del festival.
Esta ruptura consciente con las técnicas narrativas convencionales incrementa la consistencia de un film que cautiva por su personal estilo y su opresiva intensidad. 'Vier fenster' "rasca sobre la superficie de la realidad de cada día para ofrecer una experiencia cinematográfica cautivadora y dolorosa al mismo tiempo". "Es la otra cara de la familia feliz", dijo el director.
Asimismo, también se presentó el largometraje rumano 'Ryna', que habla sobre la emancipación de una adolescente en un pueblo perdido de Rumania y de su lucha para cambiar su destino frente a un padre violento que no acepta su feminidad, explicaron estas fuentes.
Con el paisaje rumano de fondo, 'Ryna' --dirigido por Ruxandra Zenide e interpretada por la sobrecogedora actriz Dorotea Petre-- trabaja en el taller de su padre, explotador sin escrúpulos, que le niega su derecho a mostrarse como mujer y le obliga a llevar el pelo rapado, un ancho mono de trabajo que no deje insinuar su figura. Este padre tiránico vela de manera posesiva por su hija a la que trata como si se tratara de una vaca o una cabra.
Inmoral hasta el límite, el padre llegará hasta el extremo de dejar que un cargo local abuse de su hija solo por el interés. Sin embargo, dos figuras positivas iluminan la sórdida cotidianeidad de Ryna: un joven investigador francés recién llegado y la figura protectora de su abuelo.
Parece dar la impresión de que su directora Ruxandra Zenide evoca en esta película la generación sacrificada que ha vivido el comunismo, generación a la que le ha llegado el momento de pasar página y encontrar su propia identidad con la democracia.