VALENCIA, 4 Feb. (EUROPA PRESS) -
El escritor José María Merino, que participó hoy en la campaña de Animación a la Lectura para jóvenes de la Biblioteca Valenciana, aseguró que "la literatura enseña a saber lo que es cada uno, abre la mente y enseña a conocer el mundo".
El autor manifestó a los 500 alumnos de Bachillerato participantes en la sesión que la escritura "requiere creer en uno mismo, esfuerzo y dedicación, pero es muy gratificante". Agregó que "el mundo está hecho con imaginación, y la imaginación es algo que debemos cultivar y mantener vivo con la curiosidad".
Asimismo, señaló que en su literatura "hay muchos elementos biográficos, pero que en muchos casos son falseados ya que la literatura tiene que ser verosímil y la vida a veces es inverosímil".
Además, el escritor mostró su satisfacción por pertenecer a la Real Academia de la Lengua Española y narró a los jóvenes en que consiste el 'Filandón'.
José María Merino (La Coruña, 1941) estudio Derecho en Madrid pero desarrolló su carrera profesional en otros ámbitos más vinculados al mundo de la cultura. Así, colaboró durante años con la Unesco en proyectos para Hispanoamérica. Entre 1987 y 1989 ocupó la Dirección del Centro de Letras del Ministerio de Cultura y en marzo de 2008 fue elegido para ocupar el sillón "m" minúscula de la Real Academia de la Lengua.
Aunque su escritura literaria se inició con la poesía, pronto abandonó este género para optar definitivamente por la narrativa donde su producción se ha repartido por igual entre la novela y el cuento, género este último en el que se le considera unos de los grandes maestros en el último medio siglo.
Entre otros premios literarios ha recibido el Nacional de la Crítica en 1985 por su novela 'La vida oscura', y el Nacional de Literatura juvenil por 'Los trenes del verano, no soy un libro' en 1993.
A un público infantil y juvenil, el mismo al que va dirigido el Ciclo de animación a la Lectura", había dedicado con anterioridad la trilogía formada por 'El oro de los sueños', 'La tierra del tiempo perdido' y 'Las lágrimas del sol`', donde se narran las aventuras de un adolescente mestizo, hijo de un compañero de Hernán Cortés y una india, en la América recién conquistada.
De su producción como autor de relatos y microrrelatos se pueden destacar los libros 'Cuentos de los días raros', 'Cuentos del libro de la noche' y 'La glorieta de los fugitivos', libro este último por el que obtuvo el premio Salambó.
Todos ellos contienen los ingredientes que el propio autor ha considerado como necesarios para un buen cuento: "un buen relato envuelve su mundo en una luz peculiar, dota a sus personajes de dones, actitudes o peripecias singulares y consigue tal interés en la trama que el lector se siente empujado insoslayablemente hasta el final".
