VALENCIA 16 Sep. (EUROPA PRESS) -
El festival Russafa Escènica regresa del 19 al 28 de septiembre con su cuarta edición bajo el lema de 'Lo prohibido', en la que un total de 30 estrenos absolutos se acercarán al público uniendo las artes escénicas y las plásticas en espacios poco convencionales del barrio, como peluquerías, discotecas, casas particulares o casales falleros.
El director escénico, Jerónimo Cornelles, el director de producción, Ximo Rojo; la coordinadora de las actividades paralelas al festival, Ana Sanahuja, y la coordinadora María Poquet han dado a conocer este martes en rueda de prensa los detalles de la programación, compuesta por 612 funciones que las 30 compañías representarán durante los ocho días que dura el certamen, siguiendo un nuevo modelo de festival que supone una "bofetada de realidad" para demostrar que "otras formas son posibles", tal y como ha señalado Cornelles.
En esta edición se suman cinco espectáculos más que en la anterior, hasta un total de 30 estrenos que giran en torno a la temática de lo prohibido, que se dividen en 'Viveros' --23 obras de 25 minutos de duración y con carácter de investigación, entre los que se proponen funciones para el público infantil, marionetas, danza, performance, instalaciones y, sobre todo, teatro textual-- y 'Bosques', de aproximadamente 55 minutos, que son obras "acabadas" que Russafa Escènica pretende que "nutran luego de programación a la ciudad de Valencia".
Además, este año se ha añadido 'Invernadero', un taller de arte dramático y de producción propia en Sala Russafa, según ha indicado Ximo Rojo, en el que participarán once estudiantes del último año de Interpretación.
En este sentido, Rojo ha destacado que el punto de partida de esta edición es la coproducción entre las tres partes implicadas en el barrio de Ruzafa: las compañías, los espacios y la organización. De este modo, ha precisado que compañías y artistas plásticos trabajan en conjunto en un proyecto escénico, por lo que se produce una "hibridación" y una "búsqueda de nuevos lenguajes escénicos", algo "único" en el Estado español, ha aseverado el director de producción.
En esta línea, ha indicado que las obras se desenvuelven en lugares no convencionales --peluquerías, discotecas, estudios de arquitectura, galerías de arte, restaurantes, casas privadas o casales falleros-- para "romper" con lo habitual, lo que hace más "reducido e íntimo" el espacio y les permite "investigar", otra de las características del festival.
CHARLAS Y ESPECTÁCULOS CALLEJEROS
Por su parte, la encargada de actividades paralelas ha apuntado que esta sección viene a reforzar el concepto que centra este año el festival, así como el mensaje de interacción entre el arte plástico y escénico, a través de conciertos en la calle que propician un acercamiento al transeúnte. En este sentido, se ofrecerán los números de un grupo de grafiteros y músicos de rap, que unen ambas artes y están "ligados a lo prohibido", así como del colectivo de músicos en la calle, como acto "simbólico" ante la prohibición de escenificar en las calles de Valencia, y que en esta ocasión, gracias a los permisos obtenidos por el festival, podrán hacerlo.
Entre otras actividades, estará el llamado 'balconitis', con representaciones en balcones del barrio, o espectáculos que fusionan pintura y jazz. Además, se ofrecerán charlas y visitas para hablar del arte callejero y para analizar el cambio urbanístico, social y cultural del barrio de Ruzafa.
Preguntados por si el aumento de oferta va ligado al número de espectadores que esperan, Cornelles ha dicho que intentan cada año "no afianzar nada". "Las cosas que funcionan las hacemos, las que no las intentamos corregir; es un riesgo haber programado 30 compañías porque no sabemos lo que puede ocurrir pero no nos asusta lo que ocurra porque lo que genera ya es increíble", ha asegurado.
Además, ha indicado que el festival ofrece un aforo de 20.000 espectadores, aunque "si fuera como el año pasado --9.500 espectadores-- ya sería fantástico". "También hay que valorar nuestros techos, si llegaran 20.000 no podríamos asumirlo, Russafa Escènica no podría sostenerse por la estructura y forma de hacer, moriríamos de éxito", ha manifestado.
"POCAS" AYUDAS INSTITUCIONALES
En este contexto, el director escénico ha criticado que con las donaciones que se reciben por los espectáculos --desde 2,50 euros--, los patrocinios y las "pocas" ayudas institucionales, "no se cubren los fastos del festival".
De hecho, ha asegurado que las ayudas institucionales "no van en progresión" con el crecimiento del festival. Según ha recordado, CulturArts colaboró el año pasado con aproximadamente 6.000 euros, presupuesto que su director Manuel Tomás se comprometió a mantener este año pero permitiendo que las compañías de Russafa Escénica actuaran en el Teatro Rialto. "Para las compañías fenomenal, pero el festival no puede hacer más programas de mano ni invertir más en publicidad para llegar a más gente", ha lamentado.