Cultura.- El Talía acoge una versión "actual" de la obra 'El Verí' de Sirera sobre los límites de lo real y lo ficticio

Europa Press C. Valenciana
Actualizado: miércoles, 24 mayo 2006 16:27

VALENCIA 24 May. (EUROPA PRESS) -

El Teatro Talía pondrá en escena, a partir de hoy y hasta el próximo 4 de junio, una adaptación "actual" y "contemporánea" de la obra 'El verí', escrita en 1978 por el autor valenciano Rodolf Sirera, que propone "una reflexión sobre los límites de la realidad y de la ficción en la vida y en el teatro", según explicó hoy en rueda de prensa el director de la obra, Sergio Caballero.

Manifestó que esta obra de la compañía valenciana 'Mutis pel Fòrum' es una "adaptación" que "conserva todavía elementos del clasicismo propio de la obra original, ambientada en la época de la revolución francesa y la ilustración". En este sentido, señaló que la representación "se sostiene con la dialéctica de dos personajes protagonistas" que "debaten sobre la barrera de la realidad y la interpretación teatral".

Para Caballero, el hecho de ofrecer una versión "más actualizada" de esta representación "obligó a tener en cuenta no perder ciertos aspectos que Sirera plantea con su espíritu en la obra", por lo que afirmó que "solamente hemos y añadido a éstos las nuevas ideas actuales, situaciones u objetos", como las nuevas tecnologías, entre otras, que "nos ayudaban a afrontar esta nueva escenificación".

Así, aseguró que esta versión "ha intentado huir de la retórica original que propone el autor", por lo que "se utiliza un lenguaje más coloquial" aunque "sin prescindir de algunos formalismos necesarios" para "defender y matizar las posturas de las clases sociales y de poder que destacan en las relaciones entre personajes".

De esta manera, el director indicó que su versión teatral continúa hablando del arte teatral y la diferencia entre ficción y realidad, de las clases sociales que establecen las relaciones entre dominador y dominado, del poder, así como de la manipulación, y de la vida y la muerte, entre otras.

Explicó que el espectáculo empieza con la espera de la llegada de un marqués ante la expectación del público y de otro personaje que interpreta el papel de un actor que ha sido invitado a la casa del noble para "caer en una trampa". Dicha invitación corre a cargo del propio marqués que "no cree en el teatro" y "busca demostrar que toda interpretación no es real", por lo que "acaba necesitando del actor una interpretación basada absolutamente en la realidad, como es la propia muerte".

En esta línea, indicó que ambos personajes "establecen una relación en la que el teatro es el eje central de su diálogo" con la que "remarcan sus posiciones sociales y sus relaciones de dominación o subordinación" por lo que, finalmente, "ambos interpretan".

EXTRAER UNA REALIDAD DE LA FICCION

Caballero explicó que el personaje del aristócrata, inspirado en el Marqués de Sade, "se puede encontrar en cualquier casa rica", donde "los caprichos técnicos quedan latentes y se ven a primera vista". Indicó que la escenografía "no abandona el toque clásico, exquisito y caprichoso de una persona adinerada y excéntrica" y que su principal característica es "la capacidad de ver a los demás como un ser superior" que "está por encima de los demás y de su propia realidad".

Por este motivo, calificó este personaje como un "pijo de hoy en día" que "gasta su dinero en últimas tecnologías" por lo que indicó que "lo que más necesita" es "demostrar su poder con material" pero que "busca reforzar esta sensación de poder creando una situación confusa" que "roza los límites de la realidad y la ficción". En este punto, recordó la "obsesión" de este "personaje de mente perversa" por "creer en el teatro a pesar de que lo considera una mentira" por lo que "necesita extraer de la ficción interpretativa del actor una realidad como es la muerte".

Asimismo, en cuanto al personaje del actor, consideró que "consigue que el marqués hable de teatro" y "se pregunte cuáles son sus límites reales". Afirmó que como actor, él mismo se ha sentido "identificado" con este personajes porque "muchas veces no sabemos si los sentimientos en escena son los míos, los del personaje o los del autor de una obra".

Por su parte, la ayudante en dirección, Estela Martínez, quien también participó en la rueda de prensa, coincidió en señalar esta identificación con el personaje y destacó la "gran similitud" que "se crea en torno a mis propios pensamientos como actriz respecto a los pensamientos de este personaje". En esta línea, aseguró que en esta obra "principalmente se habla de teatro" y sugirió un paralelismo entre el veneno del teatro y el veneno que da nombre a la obra y que forma parte del argumento de la misma.

Asimismo, señaló que el espacio escénico se divide entre tres asientos diferentes que simbolizan "tres maneras de ser espectadores". Cada espacio representa uno de los personajes que intervienen en la representación. Todo ello, rodeado de elementos que evocan a la literatura y la cultura "selecta" como centenares de libros y velas, que "ambientan la ambigüedad de la historia y de los propios personajes".

Por último, añadió que esta versión de la obra de Sirera "también justifica el arte del teatro y la interpretación en nuestros días" y "muestra las diferencias interpretativas que existen entre el cine y la televisión" por lo que "su adaptación al debate actual entre realidad y ficción es más que evidente". En este sentido, concluyó que los espectadores "necesitan cada vez más" que las diferencias entre lo real y lo ficticio "sean cada vez menos evidentes" por lo que "la credibilidad es un factor clave tanto para el personaje del marqués como para el público actual que ve la televisión".

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