VALENCIA 27 May. (EUROPA PRESS) -
Los frescos de los ángeles de la Catedral de Valencia que se están actualmente restaurando quedarán descubiertos durante la visita del Papa Benedicto XVI a la ciudad el próximo mes de julio para celebrar el Encuentro Mundial de las Familias (EMF), según indicaron fuentes de la Generalitat.
Al respecto, el conseller de Cultura, Alejandro Font de Mora, quién visitó hoy la Catedral para conocer el estado de estos frescos del siglo XV, anunció el inicio del desmontaje del andamio instalado y subrayó que "se van a desmontar los andamios para que todos los valencianos y los peregrinos puedan admirar esta pieza maestra del Renacimiento".
En esta intervención en las estructuras que sirven de soporte a las pinturas renacentistas, también se procedió al desmontaje de las ornamentaciones y plementerías barrocas que permitan la posterior restauración en profundidad de los frescos. "Se ha llevado a cabo una primera restauración y limpieza --añadió-- y, tras la visita del Papa, se reemprenderán el trabajo de restauración en profundidad".
La obra artística, que ha permanecido oculta durante más de 350 años, representa el conjunto más importante de pinturas renacentistas que se conservan en la Comunitat, dada su calidad técnica, histórica y cultural. El descubrimiento de estos frescos, que fueron encargados en 1474 por Rodrigo de Borja, arzobispo de Valencia, y futuro Papa Alejandro VI, a los pintores italianos Paolo San Leocadio y Francesco Pagano, se considera uno de los principales acontecimientos culturales de los últimos años en la Comunitat Valenciana.
Se trata del primer Renacimiento que se dio en España y ha estado oculto desde 1674, fecha en que se determinó la cobertura de las pinturas por estimarse que estaban muy oscurecidas por el humo de las velas que había en el templo. En ese momento se realizó una falsa bóveda barroca.
Las pinturas se hallaron al realizar los trabajos de restauración del ábside de la Catedral de Valencia, que tenían como objetivo inicial eliminar la capa de pintura gris que cubría la ornamentación barroca, y que condujeron a este descubrimiento.
Al parecer, los encargados de tapar los frescos, y por respeto a la magnitud de la obra que debían "ocultar", construyeron una falsa bóveda, apoyada sobre los nervios de la antigua y los protegieron con una cámara de aire de unos 80 centímetros. Esta falsa bóveda ha permitido que los frescos renacentistas presenten hoy un excelente estado de conservación.