Encuentran una de las muestras más antiguas de malaria en Europa en un hombre enterrado hace 5.000 años en Villena

Equipo investigador de la UA que ha participado en un estudio mundial sobre la malaria: Gabriel García Atiénzar (izquierda), M.ª Paz de Miguel Ibáñez (centro) y Alejandro Romero Rameta (derecha).
Equipo investigador de la UA que ha participado en un estudio mundial sobre la malaria: Gabriel García Atiénzar (izquierda), M.ª Paz de Miguel Ibáñez (centro) y Alejandro Romero Rameta (derecha). - TALLER DE IMAGEN UA
Publicado: miércoles, 12 junio 2024 17:44

   Un estudio mundial con investigadores de UA y UV reconstruye la historia de la malaria y los factores de su dispersión

   ALICANTE, 12 Jun. (EUROPA PRESS) -

   Una investigación mundial sobre la historia de la malaria, en la que participan investigadores de la Universidad de Alicante (UA) y la Universitat de València (UV), ha hallado en el yacimiento de Cueva de las Lechuzas, en Villena (Alicante), "uno de los testimonios más antiguos de malaria en Europa y el más antiguo de la Península Ibérica".

   El estudio, llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores de 80 instituciones y 21 países, ha reconstruido la historia evolutiva de la malaria en los últimos 5.500 años y ha identificado el comercio, la guerra y el colonialismo como los principales factores de su dispersión, según ha indicado la UA en un comunicado.

   Una de las muestras arqueológicas en las que se ha detectado la presencia de malaria procede del yacimiento de Cueva de las Lechuzas, en Villena. Se trata de un hombre enterrado en esa cavidad hace unos 5.000 años y su relevancia radica en ser "uno de los testimonios más antiguos de malaria en Europa y el más antiguo de la Península Ibérica".

   El estudio, liderado por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania, ha sido publicado en la revista 'Nature', sobre una enfermedad que la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en 2022 causó cerca de 250 millones de infecciones y más de 600.000 muertes.

   El paludismo o malaria, una de las enfermedades infecciosas más mortíferas del mundo, es transmitida por parásitos del género Plasmodium y a través de la picadura de mosquitos infectados. Este trabajo ha permitido obtener una imagen "más completa" de los orígenes y las rutas de transmisión de los parásitos de la malaria humana, destacando los contactos transculturales como "principal mecanismo de expansión".

   En concreto, el equipo de investigadores ha reconstruido datos antiguos sobre el genoma del Plasmodium, parásito protista que se transmite a través de la picadura de mosquitos Anopheles. Las muestras fueron extraídas de 36 individuos infectados de paludismo o malaria en cinco continentes y analiza su propagación a través del análisis del ADN.

   La contextualización de datos genómicos antiguos de Plasmodium, junto con información arqueológica y genética de poblaciones humanas, revela el "papel fundamental" de la movilidad humana, el comercio o la guerra en la propagación de la malaria en poblaciones del pasado.

RECOLECCIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN DE MUESTRAS

   La aportación de Gabriel García Atiénzar, M.ª Paz de Miguel Ibáñez y Alejandro Romero Rameta, del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico (INAPH) de la UA, y de Domingo Carlos Salazar García, del Departamento de Prehistoria, Arqueología e Historia Antigua de la UV, ha consistido en la búsqueda, recolección y contextualización histórica y antropológica de muestras arqueológicas.

   Los investigadores han determinado que Plasmodium vivax, una de las dos especies "más letales" de parásitos de la malaria, llegó a América con los colonizadores europeos y provocó la muerte de gran parte de las poblaciones indígenas. En Perú, el ADN de un individuo infectado mostró similitudes con cepas europeas antiguas, lo que sugiere que los colonizadores llevaron la malaria a la región, donde se estableció y persiste hoy en día.

   La propagación de la malaria se vinculó también con actividades militares en Europa. En Mechelen (Bélgica), el ADN humano y el patógeno revelaron casos de malaria de soldados de distintas regiones mediterráneas en el primer hospital militar permanente, entre los siglos XVI y XVIII.

   Asimismo, en Chokhopani (Nepal) se descubrió el caso más reciente de otro parásito mortífero de la malaria, Plasmodium falciparum, relacionado con el comercio de larga distancia en regiones de baja altitud donde la malaria es endémica. Estos descubrimientos subrayan la influencia de la movilidad humana en la propagación histórica de la malaria. También se ha detectado malaria en una de las muestras arqueológicas halladas en el yacimiento de Cueva de las Lechuzas, de Villena.

ESTUDIOS "FUNDAMENTALES" PARA CONOCER EL PASADO

   El investigador de la UA Gabriel García Atiénzar ha destacado la revolución técnica y metodológica que está viviendo la arqueología prehistórica en los últimos años. "Hoy podemos plantear preguntas que hace una década eran impensables. Los avances en disciplinas como la bioarqueología permiten tener respuestas con una sólida base acerca de las condiciones de vida, de las relaciones interpersonales o de los nexos de unión entre diferentes comunidades a lo largo de la Prehistoria", ha apuntado.

   Por otro lado, el médico y arqueólogo biomolecular Domingo Carlos Salazar considera que estudios interdisciplinares como este, en el que se establece un diálogo entre las ciencias y las humanidades, son "fundamentales" a la hora de conocer mejor el pasado. No obstante, se pregunta cómo es posible que, tras adentrarse en lo más íntimo del genoma del linaje humano, "aún están muriendo cada día un gran número de personas" a causa de una enfermedad que se conoce tanto. "Algo está fallando", ha lamentado.

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