VALENCIA 18 May. (EUROPA PRESS) -
El arzobispo de Valencia, monseñor Agustín García-Gasco, defiende en su carta de esta semana que el "amor verdadero es el que lleva a la felicidad" y lo contrapone con la "mercantilización del cuerpo y de la sexualidad que lleva a degradarlos a lo meramente biológico y a alejarlos del ejercicio de la libertad y de la dignidad de las personas". A este respecto, el prelado afirma que "tratar a las personas como animales, o a los animales como si fueran seres humanos, es un grave e irracional atentado a la dignidad humana", informaron hoy fuentes del arzobispado a través de Avan.
Monseñor García-Gasco recuerda que "a lo largo de la historia se han cometido errores antropológicos y morales por despreciar el valor del cuerpo, por considerarlo una cárcel, una prisión". Sin embargo, "hoy asistimos a una falsa valoración de la corporalidad humana, definida por Benedicto XVI como 'una exaltación engañosa del cuerpo'".
En su carta de esta semana, que titula 'El verdadero amor lleva a la felicidad', monseñor García-Gasco afirma que "el cristianismo habla claro: amar no se reduce a sentir un conjunto de experiencias agradables en las relaciones humanas, sino que es algo más profundo y decisivo". El amor humano "es la respuesta a la iniciativa de Dios que ama al ser humano, y le dota de una naturaleza capaz de amar y de reconocer la dignidad personal en sí mismo y en los demás".
No obstante, según el arzobispo de Valencia, el amor "no madura con los ojos cerrados, sino con una actitud abierta, inteligente y responsable" y subraya que "sólo ama de verdad la persona que se implica en la entrega completa de sí misma". Se trata, según define el prelado, de "la exigencia ineludible del amor: sólo cuando el cuerpo y el alma se funden en una unidad, el hombre experimenta su auténtica identidad y el amor madura hasta su verdadera grandeza".
La persona, según el prelado, "expresa con su cuerpo el lenguaje del amor", señala el arzobispo de Valencia, que considera que la corporalidad humana "necesita ser guiada por el espíritu, por la inteligencia y la libertad", mientras que la libertad "permite saber guiar las dinámicas propias de lo corporal hacia el bien integral de la persona, hacia el cultivo de la libertad y de la capacidad de amar".
Sin embargo, "si las personas pierden el dominio sobre esas dinámicas se hacen sus esclavos", matiza el arzobispo de Valencia que considera que "ésta es la raíz de tantas adicciones que azotan a las personas en nuestras sociedades avanzadas: anorexia, bulimia, drogadicción, adicción al sexo, al juego" En definitiva, "el cuerpo necesita de la guía de la inteligencia, del espíritu, de la libertad para ayudar a la plenitud de la persona".
Concluye su carta el prelado destacando que el V Encuentro Mundial de las Familias "es una gran oportunidad para difundir y transmitir el mensaje siempre nuevo y fresco que recupere el sentido del amor, confiando en que todos podemos llegar a amar de modo auténticamente humano y divino, pues el mensaje cristiano se funda en la existencia verdadera que identifica a Dios con el amor".