El golfo de Valencia registra el segundo seísmo de esta semana

Seísmo registrado este miércoles en el Golfo de Valencia
IGN
Actualizado: miércoles, 17 octubre 2018 10:57

    VALÈNCIA, 17 Oct. (EUROPA PRESS) -

   El golfo de València ha registrado en la madrugada de este miércoles un terremoto --de magnitud 4, según se ha informado en un primer momento, y posteriormente rebajado a 3,8--, el segundo de esta semana, que se ha dejado sentir en una decena de localidades, según ha informado el Instituto Geográfico Nacional (IGN).

   El seísmo se ha producido a las 4.51 horas de este miércoles a 48 kilómetros al norte del Cabo San Antonio, en el Golfo de Valencia, y a 11 kilómetros de profundidad.

   El temblor se ha dejado sentir en las localidades de Manises, Alicante, Cullera, Paterna, y Sueca con una intensidad entre V y III y en menor medida en las poblaciones de Alboraia, Alfafar, Burjassot, en Gandia y su playa, y en València.

   El Centro de Coordinación de Emergencias 112 ha recibido 14 llamadas relacionadas con este seísmo desde València, Sueca, Oliva y Gandía, según ha informado este organismo autonómico.

   Se trata del segundo temblor registrado en 48 horas en el Golfo de Valencia tras el producido en la madrugada del pasado lunes de magnitud 2,5, aunque en esa ocasión no se dejó sentir entre la población.

   El Instituto Geográfico Nacional (IGN) ha rebajado la magnitud del terremoto registrado este miércoles a las 04.51 horas en el Golfo de Valencia, de 4 a 3,8, aunque mantiene la profundidad de su origen en 11 kilómetros y la intensidad máxima percibida por la población en III.

El portavoz de la Red Sísmica Nacional del IGN, Emilio Carreño, ha explicado a Europa Press que se trata del cuarto seísmo registrado en el mismo lugar, a 48 kilómetros al norte del Cabo San Antonio, en los últimos dos días, después de que el lunes 15 se observaran tres temblores de magnitudes 2,5; 2,8 y 2,9.

El temblor se ha dejado sentir en las localidades de Manises, Alicante, Cullera, Paterna y Sueca con una intensidad entre V y III y en menor medida en las poblaciones de Alboraia, Alfafar, Burjassot, en Gandia y su playa, y en València.

Sin embargo, ha añadido que los geógrafos han indicado que cuando se producen sismos en esa zona "generalmente no hay réplicas", de modo que aún desconocen qué puede suponer esta situación. "Hemos estudiado las fallas activas en la zona y no coinciden con ninguna de ellas. Hemos calculado también como se mueve y tampoco coincide con las más próximas", ha añadido.

Asimismo, ha apuntado que no se descarta que "sencillamente" se trate de un deslizamiento submarino que ha provocado una liberación de energía de magnitud 3,8. "Tenemos que analizar si ha sido provocado por una falla o bien por un gran deslizamiento de la plataforma continental", ha comentado.

En todo caso, ha descartado que este movimiento sísmico tenga "nada que ver" con los terremotos registrados frente a las costas de Vinaròs en agosto y septiembre de 2013 en la falla de Amposta, que está "mucho más arriba" de esta zona.

En este contexto, Carreño comenta que España está atravesando unos años de poca actividad, con una media de 7.000 seísmos al año, la mayoría de ellos apenas sentidos por la población. Así, ha recordado que el último gran terremoto registrado fue el de Lorca, en mayo de 2011, con una magnitud 5,1.

Sin embargo, ha añadido que la zona en la que se está registrando más actividad sísmica de lo habitual, en los últimos 30 días, es en un área situada entre las islas de Tenerife y de Gran Canaria, conocida por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) como Volcán de En medio.

El último de ellos, a las 06.00 horas de este miércoles, alcanzó magnitud 3,6. Carreño indica que a pesar de este incremento de actividad, la magnitud de los sismos es pequeña, el mayor 2,6, pero la mayoría de 0,8; 1,4 o 1,6, pero "todos muy concentrados en la misma zona".

El experto ha precisado que la mayor actividad sísmica en España se debe al contacto entre las placas africana y al euroasiática, que tienen un movimiento "lento", lo que conlleva que tarde más tiempo en acumular energía y provocar un terremoto, al tiempo que las fallas en esta zona son "más pequeñas" que en otras zonas de gran actividad sísmica.

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