El Hospital La Fe realiza una media anual de 15 operaciones cerebrales con el paciente despierto para minimizar secuelas

Intervención en La Fe
Intervención en La Fe - GVA
Publicado: jueves, 28 noviembre 2024 15:24

   VALÈNCIA, 28 Nov. (EUROPA PRESS) -

   El Hospital Universitari i Politècnic La Fe de València lleva a cabo cada año una media de 15 cirugías de tumores cerebrales en las que se despierta al o a la paciente para, estando aún en el quirófano, hacerle una serie de pruebas que permiten "ganar en seguridad y minimizar las posibles secuelas neurológicas" que la intervención pueda acarrear en áreas elocuentes o sensibles del cerebro responsables del lenguaje, la movilidad y otras funciones cognitivas.

   Las intervenciones las asume un equipo multidisciplinar liderado desde 2013 por el neurocirujano de La Fe, profesor de Neurocirugía en la Universitat de València e investigador de la unidad mixta de Nanomedicina y Sensores UPV-La Fe, Ricardo Prat Acín, según ha indicado la Generalitat en un comunicado.

   Participan también profesionales con gran experiencia en este campo de especialidades de La Fe, como anestesia y reanimación, neurofisiología y foniatría, entre otras. Además, desempeñan un "papel esencial" los neuropsicólogos del departamento de Psicobiología de la Universitat de València.

   Este cariz multidisciplinar exige un "intenso trabajo de planificación y coordinación" previo a la cirugía. En este sentido, La Fe cuenta con una serie de protocolos específicos para la sedación consciente, lo que permite a los pacientes estar despiertos durante una parte de la cirugía y colaborar con los sanitarios.

   La directora del Área Clínica de Anestesia, Reanimación y Bloque Quirúrgico, Pilar Argente, ha resaltado que la experiencia y la preparación del equipo son "fundamentales para mitigar riesgos y asegurar el bienestar del paciente durante todo el procedimiento de neurocirugía despierta". "Es crucial monitorizar de forma continua su estado hemodinámico y respuesta neuropsicológica", ha enfatizado.

   La técnica ha despertado el interés de la Real Academia Nacional de Medicina de España, máximo referente en la medicina del país, que le ha dedicado una sesión científica extraordinaria en la que el doctor Prat Acín ha remarcado: "Lo primero es conocer el cerebro del paciente, establecer su mapa funcional, y después operarlo con la mayor seguridad".

"PRESERVAR FUNCIONES FUNDAMENTALES" PARA CADA PACIENTE

   La preparación de la cirugía comienza varias semanas antes de entrar en el quirófano. Para aumentar su seguridad, se valora la personalidad y emocionalidad del candidato para elucidar si será capaz de superar el estrés de permanecer consciente en el quirófano. No obstante, y según la experiencia del equipo, más de 95 por ciento de los pacientes refieren tras la cirugía que la experiencia no ha sido molesta.

   Con antelación, también se estudia al detalle el tipo de tumor a resecar y se deciden qué tareas tendrá que realizar el paciente para obtener ese mapa cerebral personalizado. "Durante la cirugía y gracias a la colaboración de la persona, podemos decidir el camino más seguro para llegar hasta el tumor, que en ocasiones no es el más corto sino aquel que permite preservar funciones fundamentales para mantener la calidad de vida de cada paciente", ha precisado.

   "Por ejemplo, si es bilingüe o se dedica a la música o en su profesión necesita preservar habilidades como la empatía o la habilidad espacial, se intenta extirpar el tumor sin afectar las áreas del cerebro responsables de esas actividades", ha afirmado el doctor Prat Acín.

   En última instancia, lo que se busca con esta cirugía es resecar o extirpar al máximo el tumor, pero preservando capacidades y habilidades fundamentales como las funciones lingüísticas (que incluyen el plurilingüismo), cognitivas, visoespaciales, motoras o de cualquier otro tipo que la persona ha manifestado que precisa en su día a día y que son prioritarias para ella.

   La duración de la cirugía no se incrementa de forma significativa respecto de aquellas otras en que el paciente está sedado todo el tiempo, de acuerdo con la experiencia del doctor Prat Acín.

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