El monasterio de Santo Espíritu de Gilet rememorará mañana con una ceremonia "El Transito" de San Francisco de Asís

VALENCIA 2 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Real Monasterio de Santo Espíritu del Monte, regido por religiosos franciscanos en la localidad valenciana de Gilet, acogerá mañana, martes, a las 19 horas, la celebración del "Tránsito" de San Francisco de Asís (1182-1226), una ceremonia religiosa en la que se rememoran los últimos instantes de la vida del santo, cuya festividad es el próximo miércoles, informaron fuentes del arzobispado a través de Avan.

La conmemoración consiste en el canto de un himno en cuyos versos se recogen las experiencias de San Francisco días antes de su muerte. La lectura de salmos y de la biografía del santo escrita por Tomás de Celano finalizarán la celebración del "Tránsito", una ceremonia "que es un canto a la vida, y no a la muerte", según el superior del monasterio, José Luis Coll.

Para el próximo miércoles está prevista a las 12 horas la celebración de una eucaristía en la iglesia del monasterio.

Por otro lado, el próximo 28 de octubre tendrá lugar en todas las comunidades valencianas vinculadas a la orden de San Francisco de Asís la tradicional "Vigilia por la Paz en el Espíritu de Asís", que este año celebra su 20 aniversario. La Vigilia es una iniciativa desarrollada en todo el mundo y promovida por Juan Pablo II, quien celebró una jornada de oración por la paz en la ciudad italiana de Asís.

De igual forma, la iglesia de San Lorenzo de Valencia, regida por religiosos franciscanos, celebrará el próximo miércoles una misa solemne a las 19 horas presidida por religiosos dominicos para "conmemorar el abrazo de San Francisco y Santo Domingo cuando se conocieron por primera vez", según han indicado a la agencia AVAN fuentes de los franciscanos.

San Francisco de Asís nació en el seno de una familia italiana de notables recursos económicos. Tras participar en una batalla entre las ciudades de Asís y Perugia, fue hecho prisionero por el ejército enemigo. Durante el año que transcurrió confinado en la cárcel, contrajo una grave enfermedad que le estimuló a abandonar su vida anterior y dedicarse al servicio de sus semejantes. Está considerado una figura clave de la renovación de la espiritualidad cristiana en el siglo XIII.