VALENCIA, 3 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un hombre, profesor de Primaria de un colegio de la localidad valenciana de Llíria, ha negado en el juicio que se ha celebrado contra él que abusara de seis alumnas y ha señalado que mantenía una "mala" relación con algunas de ellas por su "mal comportamiento". En cualquier caso, sobre presuntos tocamientos, ha dicho: "No es cierto".
El acusado se ha pronunciado así en la vista que se ha celebrado contra él en la sección primera de la Audiencia Provincial de Valencia, en la que también han declarado los padres de las alumnas afectadas y la expsicóloga del centro.
El hombre, actualmente de baja laboral, se enfrenta a una pena --según la calificación inicial del fiscal-- de 33 años de prisión por seis delitos de abuso sexual; a otros 30 años de libertad vigilada con participación en programas de formación sexual; y a 36 años de inhabilitación para el ejercicio de la docencia.
Los hechos ocurrieron entre 2003 y 2014 en un colegio de Llíria donde el acusado llevaba dando clases desde hace 37 años. En total, seis de sus alumnas que cursaban entre tercero y sexto de Primaria denunciaron que habían sufrido tocamientos de forma reiterada por parte del profesor.
Sin embargo, el acusado ha negado estos extremos ante el tribunal: "Eso no es cierto", ha dicho, para agregar que desconoce el motivo por el que las alumnas han denunciado estos abusos. Así, ha explicado que lo que sí tenía con sus alumnos era un "contacto físico" como "ponerles la mano encima del hombro, darles un abrazo o incluso alguna me dio un beso", ha dicho, pero ha negado tocamientos.
El profesor ha justificado estas denuncias en que tuvo "problemas" con algunas de las alumnas denunciantes por su "mal comportamiento". En concreto, llegó a tirar a dos chicas de clase; y a suspender a otra porque no presentaba los trabajos y por ser "muy problemática".
Pero ha insistido en que no abusó de ellas. De hecho, ha afirmado que cuando daba las clases, "siempre" dejaba la puerta abierta, con lo que se le podía ver desde el pasillo. El profesor, actualmente en tratamiento psiquiátrico --ha dicho--, ha afirmado que el 12 de mayo de 2014 le llamaron del centro y le pidieron que no volviera a dar clases por quejas de niñas por tocamientos, pero ha indicado que nunca llegó a hablar con los padres sobre este extremo.
"A OTRAS NIÑAS"
Frente a su defensa, los padres de las alumnas han desgranado los presuntos abusos de las menores. La mayoría contó que había sufrido tocamientos por parte de su profesor, en el culo y en las tetas, cuando les llamaba a la pizarra para hacer ejercicios o a su mesa para corregírselos. Indicaban que era algo "normal" y que se lo hacía también a otras niñas.
Una de las alumnas describió los tocamientos tras comentar a su madre un domingo que al día siguiente no quería ir a clase. "Me dijo que no quería ir a clase porque su profesor le tocaba, le ponía la mano en la espalda hasta que llegaba al culete. Nos hacía ir a su mesa y ponernos las chicas a su lado", ha descrito una de las madres.
Los padres han coincidido en que sus hijas no son fantasiosas ni mentirosas, y han negado haber tenido algún tipo de problema anterior con este profesor hasta que se enteraron de los tocamientos. Todos menos unos padres, que sí tuvieron que hablar con el acusado porque su hija se quejaba de que la zarandeaba, insultaba y ridiculizaba ante sus compañeros.
Algunos progenitores se enteraron de los tocamientos directamente por sus hijas, o bien tras recibir un aviso de la psicóloga del centro que les pedía que hablaran con las menores porque otras compañeros habían descrito comportamientos extraños del acusado. Otra madre ha explicado que su hija le contó los tocamientos pero inicialmente no le dio importancia hasta que pasaron unos meses y escuchó rumores en el colegio sobre otras alumnas. "Pensamos al principio que era una niñatada", ha descrito el padre.
Durante la vista también ha testificado la que en el momento de los hechos era psicóloga del centro, quien ha explicado que no se llevaba mal con el profesor, pero tampoco coincidía en muchas ocasiones con la forma en que enseñaba o daba las clases.
Sobre las menores, ha expuesto que tras alertarle la dirección de que podía estar ocurriendo algo con ellas, las llamó una a una y le fueron relatando diferentes episodios de tocamientos. "Las niñas me decían que era lo normal y que no lo habían dicho antes porque tenían miedo con las notas", ha descrito. Ha indicado que no le pareció que las menores se inventaran los relatos porque le dieron detalles y sus argumentos tenían criterios de credibilidad.
