CASTELLÓN, 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
Profesores de la Universidad Internacional Valenciana (VIU) apuntan en un estudio a la astenia como efecto principal del tratamiento antiviral de la hepatitis C.
Así, el vicerrector de Ordenación Académica de la VIU, Francisco Tortosa, y la profesora Alejandra Hervás presentarán este viernes en Madrid, en las III Jornadas Emociones y Bienestar, XVIII Reunión Anual de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, sus trabajos relacionados con el estudio del malestar emocional y las capacidades funcionales de los pacientes portadores del virus de la hepatitis C.
La hepatitis C es una enfermedad crónica que afecta al hígado. Se caracteriza por ser asintomática. La mayoría de los pacientes desconoce en qué consiste exactamente su enfermedad, si es grave o tiene cura, y cuáles son sus implicaciones.
Por estas circunstancias, en un primer momento, la persona muestra más indicios de desconcierto que de ira o de malestar. Sin embargo, existen diferentes variables que provocarán un aumento del malestar emocional como creencias erróneas, estigmatización y miedo al contagio. Entre las principales manifestaciones del malestar emocional se encuentran la ansiedad y la depresión, según ha informado la VIU en un comunicado.
La hepatitis C afecta a un 2 por ciento de la población mundial. Aunque actualmente no tiene un tratamiento eficaz al cien por cien, su terapia consiste en reducir la carga viral en sangre mediante la administración de fármacos cuya combinación provoca unos efectos altamente incapacitantes que afectan a la calidad de vida.
Según el estudio, la astenia es el efecto principal del tratamiento antiviral de la hepatitis C, ya que afecta al 45 por ciento de los afectados y está descrito en la literatura que su aparición altera la calidad de vida de los pacientes de un modo significativo.
En toda la Comunitat Valenciana más de 100.000 personas padecen la hepatitis C, de las que 47.000 tendrían astenia derivada del tratamiento. En España unas 940.000 personas estarían afectadas por el virus, de los que 423.000 padecerían astenia.
DIFERENCIAS EN NIVELES DE ANSIEDAD
Tortosa y Hervás han estudiado si existen diferencias estadísticamente significativas en los niveles de ansiedad y depresión entre pacientes del virus de la hepatitis C y la población no infectada. El resultado es positivo y se destaca que estas diferencias se dan a pesar de ser la hepatitis C una enfermedad asintomática donde la interrupción sobre la calidad de vida es mínima.
Así pues, según Tortosa y Hervás, el hecho de que un paciente desarrolle o no un trastorno de ansiedad o depresión parece estar regulado por otras variables ajenas a la enfermedad como tal, siendo posiblemente las estrategias de afrontamiento que utilice las que vayan a modular el malestar emocional de un paciente.
Al comparar la satisfacción con el servicio médico de los pacientes portadores del virus de la hepatitis C, en función de si se encuentran o no bajo tratamiento, no se han obtenido diferencias importantes desde el punto de vista estadístico en lo referente a su irrupción en calidad de vida, ni en lo referente al tipo de relación que se mantiene con él.
Ambos grupos manifestaron niveles muy altos de satisfacción con el servicio médico. Los que eran portadores pero no recibían tratamiento manifestaron su satisfacción con el tratamiento recibido y la información del avance de su enfermedad. Por otro lado, aquellos enfermos sometidos a terapia antiviral sentían agradecimiento al servicio médico por la atención recibida y por la información de la sintomatología durante el proceso de tratamiento.
Además, los pacientes portadores del virus de la hepatitis C manifestaron una alta satisfacción con los cuidados médicos recibidos, independientemente de estar sometidos o no a tratamiento antiviral.
