Crítica de Need for Speed: Aaron Paul entre frenazos y acelerones

<strong>Aaron Paul</strong> en Need For Speed
Foto: DEAPLANETA
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Actualizado: viernes, 4 abril 2014 10:17

MADRID, 4 Abr. (EUROPA PRESS - Israel Arias)

   Llega a los cines Need For Speed, la adaptación a la gran pantalla de la mítica franquicia de videojuegos. Scott Waugh (Acto de valor) dirige este, de nuevo, muy mejorable salto de la consola al celuloide y firma una cinta irregular que se mueve a golpe de acelerones y frenazos. Repasamos algunos:

- Acelerón. El reencuentro con Jesse. El primer gran subidón de Need For Speed nos lo llevamos al ver de nuevo en pantalla a Aaron Paul, el inolvidable Jesse Pinkman de la genial, y ya difunta, Breaking Bad. ¿Qué pasará cuando los millones de fans se reencuentren con Heisenberg en Godzilla?

- Frenazo. Ni un solo "bitch". Tener a Paul en pantalla durante dos horas sin oírle decir el 'latiguillo' de marras es demasiado. Como demasiado intenso se nos antoja el rictus que el de Idaho exhibe durante toda la película. ¡Disfruta un poco Aaron!, que solo hay que pisar el acelerador y tienes una rubia en el asiento de la derecha.

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- Acelerón. Los cochazos. El rosario de espectaculares bólidos que aparecen en pantalla es otra de las grandes y más vistosas bazas con las que cuenta esta adaptación. Un auténtico desfile de autos de ensueño que conseguirá que a más de un fan del motor se le caiga la baba (e incluso eche una lagrimita al ver el amasijo de hierros en el que algunos acaban convertidos).

- Frenazo. Los secundarios. Ni tener un villano carente de todo carisma (Dominic Cooper) ni una partenaire femenina algo cargante (Imogen Poots), lo que más daño le hace a Need For Speed es la cuadrilla que acompaña a Aaron Paul. Sus micro historias no consiguen más que entorpecer la ya renqueante narración y sus presuntos golpes de humor causan vergüenza ajena. Derrape masivo de Kid Cudi, Rami Malek y compañía. Menos mal que andaba por ahí un genial Michael Keaton...

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- Acelerón. Las carreras. Filmadas con músculo y con unos efectos de sonido verdaderamente notables, las secuencias de persecuciones y carreras son de largo lo mejor de Need For Speed. Sabedor de su potencial Waugh pone toda la carne en el asador ubicando la trepidante acción en enclaves espectaculares. Todo un acierto.

- Frenazo. Tránsitos interminables. Si las carreras y persecuciones son, como no podía ser de otra forma, la gran atracción de Need For Speed, el espacio que transcurre entre una y otra se hace eterno. Una lenta y dura travesía por el desierto de la incoherencia argumental.


- Acelerón. Repostar en marcha. Una de las secuencias más logradas y originales es en la que ayudado por su 'troupe' -por cierto, salida prácticamente de la nada- un apurado Tobey Marshall (Aaron Paul) consigue echar gasolina sin detenerse para así conseguir llegar a tiempo a la otra punta del país y disputar la mítica DeLeon.

- Frenazo. A la gasolinera. Pero pocos minutos después de que Tobey y los suyos celebren la inverosímil maniobra como si hubieran ganado el Mundial de F1, el caprichoso guión vuelve a obrar su magia y Marshall y su rubicunda copiloto se detienen en una estación de servicio. ¿Ya no hay prisa?

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- Acelerón. Guiños para jugones. La película de Waugh está trufada de referencias al videojuego que harán las delicias de los fans de una saga que ha vendido mas de 140 millones de copias. Además, tampoco faltan los guiños a otros iconos de la velocidad, incluido Steve McQueen y su mítico Bullitt.

- Frenazo. Coches rápidos, película lenta. Need For Speed adolece del ritmo bestial y el derroche de adrenalina que convirtieron a la franquicia en un título de referencia en el mundo de los videojuegos. Un pecado imperdonable en un producto de esta naturaleza.