MADRID 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
El dramaturgo británico Tom Stoppard avisa que en estos momentos más que nunca "hace falta mucha más fe en la posibilidad de encontrar una sociedad más justa". El veterano autor hizo estas declaraciones en el transcurso de un encuentro público sobre su obra y la presentación de su trilogía titulada 'La costa de Utopía' dentro de la colección de libros del Centro Dramático Nacional.
El acto se celebró en el Teatro María Guerrero, sede del Centro Dramático Nacional (CDN) que dirige Gerardo Vera, quien aprovechó la ocasión para anunciar que la temporada 2011-2012 (la última que estará el actual equipo) se representará esta trilogía que incluye los títulos 'Viaje', 'Naufragio' y 'Rescate' y está considerada un hito fundamental en el conjunto de la obra de Stoppard.
La presencia del dramaturgo británico en la capital española coincide además con la representación en el Teatro María Guerrero de su obra 'Realidad', dirigida por Natalia Menéndez y protagonizada por Javier Cámara y María Pujalte, que el autor pudo ver anoche y que le gustó "muchísimo", según confesó.
El ideólogo anarquista Mikhail Bakunin; el crítico literario Vissarion Belinsky; el exiliado ruso Alexander Herzen y el poeta Turguenev son los cuatro "visionarios", como los definió Vera, protagonistas de la trilogía de Stoppard "que se quedan en el corazón de quien lo lee". "La obra explica todas las utopías que nos han llevado al siglo XXI y su fracaso", apostilló el director del CDN aludiendo a su pasión por estos textos que no se quita de la cabeza y que contiene "personajes de gran envergadura emocional".
Por su parte, el crítico teatral Marcos Ordóñez apuntó "el extraordinario talento compositivo" de Stoppard y calificó 'La costa de Utopía' de "ambiciosísima y fundamental".
EL "DESEO HUMANO" DE LA UTOPÍA
Tom Stoppard explicó que esta trilogía es básicamente una obra que trata del "deseo humano de la utopía, de una sociedad más justa". "Una obra de esta naturaleza emprende una cruzada muy difícil en la Historia documentada. Hoy más que nunca hace falta mucha más fe en la posibilidad de encontrar una sociedad más justa", afirmó con rotundidad.
En su opinión, el papel de los intelectuales en este asunto es "recordar constantemente que las cuestiones políticas más difíciles son cuestiones morales". Asimismo, considera que no son problemas sofisticados y que los intelectuales lo que procuran es "promocionar su nivel de pensamiento en las cosas fundamentales de la vida como, por ejemplo, el bien y el mal, justamente asuntos que los niños tienen absolutamente claros", apuntó.
'La costa de Utopía' se estrenó en Londres y unos años después en Nueva York. El dramaturgo británico recordó un taller en torno a esta trilogía que realizó junto a una veintena de actores en la capital el Reino Unido justamente coincidiendo con los atentados del 11-S. "Todos pensamos que a partir de entonces ya nadie se interesaría por la cultura. Naturalmente no fue así" dijo congratulándose de que el ser humano "no haya tenido que pedir perdón por la cultura" durante la barbarie.
En este sentido, Stoppard se preguntó qué sería de una sociedad que eliminase cualquier forma de arte. "A nadie le apetecería defenderla", aseveró.
VORAZ LECTOR
Tom Stoppard se definió como un "voraz lector desde los cinco años" y aludió a su enorme curiosidad por todo. Sin embargo, aclaró que como escritor de teatro no es un experto en todos los temas sobre los que escribe, aunque se documente sobre ellos. Además añadió que una vez terminada la obra no suele pensar mucho más en lo que ha escrito.
Por otra parte, el dramaturgo recordó que cualquier colega suyo sabe que suele haber una gran equivocación sobre las obras de teatro. "Lo natural es suponer que un autor sabe mucho más que cualquier otro sobre sus obras y se piensa erróneamente que la obra es el producto final de lo que tiene en su cabeza. Eso sería estupendo pero en mi caso no es así. Yo no empiezo a escribir con un programa prefijado", desveló.
En alusión al montaje de 'La costa de Utopía' (que el autor ha visto incluso en ruso o japonés), Stoppard dijo que "no son ocho horas de discurso filosófico y reflexión teórica sino que representa a un mundo de seres humanos que hacen lo mejor que pueden en la política, el amor o la gastronomía. Es una sociedad rica, de personajes en su mayoría históricos, que viven lo mejor que saben, pero fracasan. Todo funciona como una comedia y esta obra no es una excepción", explicó.
EL TEATRO Y LOS NIÑOS
Preguntado por la importancia del teatro en la enseñanza, Stoppard se mostró convencido de que "lo peor que puede pasar con el teatro contemporáneo es que se les diga a los niños que es bueno para ellos". "La razón de que exista es que reúne a la gente, la representa y a la vez constituye un placer", aseguró.
"Cuando el teatro se sustenta con fondos públicos, la responsabilidad de estas instituciones es sacar la obra a las escuelas y atraer a los alumnos al teatro y que éstos salgan diciendo '¡Qué fantástico! ¿cuándo volvemos?'", agregó.
Desde su propia experiencia como autor teatral Stoppard señaló que para él "sólo ocurren las cosas cuando estás sentado con un bolígrafo y un papel delante". Y animó a los jóvenes dramaturgos afirmando que hoy los teatros pequeños (al menos eso pasa en Inglaterra) están buscando "nuevas obras brillantes".