Abel Hernández: "El Rey ha pasado penurias económicas

Abel Hérnandez, Periodista Y Escritor
Foto: EUROPA PRESS
Actualizado: jueves, 15 marzo 2012 14:57

MADRID, 15 Mar. (EUROPA PRESS)

   El escritor y periodista Abel Hernández desgrana en el libro Despídete de tu madre y serás rey de España, los aspectos menos conocidos de la infancia de don Juan Carlos, como las "penurias económicas" que sufrió durante su exilio en Estoril (Portugal) y en Lausanne (Suiza).

    "Es una familia que vivía de prestado; vivieron mejor que la mayor parte de las familias españolas, pero no hubo lujos y estaban a merced de las dádivas u obsequios de otros", explica el autor.

   Preguntado por cómo estará viviendo el monarca el juicio a Iñaki Urdangarín, Abel Hernández señala que "con bastante cabreo, imagino". "Sospecho que no es plato de gusto, pero creo que han tenido un comportamiento razonablemente ejemplar, tanto él (el rey), como el silencio evidente e inteligente del Príncipe", alega.

   "En mi opinión, el asunto del proceso no va a perjudicar gravemente el prestigio de la Corona. El problema es que si le condenan, mal, y si no le condenan, peor. Él (Urdangarin) da la impresión de que ha abusado aprovechándose de su condición de yerno y su conducta no ha sido ejemplar", argumenta Hérnández, pero precisa que también se está "abusando" del caso en algunos medios por ser yerno del monarca.

MARCADO POR LA MUERTE DE SU HERMANO

   En las páginas de Despídete de tu madre y serás rey de España (Espasa) y con la ayuda de los testimonios de las infantas doña Pilar y doña Margarita, Hernández traza un retrato humano del monarca, marcado desde su niñez por la trágica muerte de su hermano Alfonso en 1956 en Villa Giralda, mientras ambos jugaban con un arma.

  "Desde ese el Rey no ha logrado eliminar la tristeza de su mirada", afirma el autor, quien fue editorialista del Diario 16, adjunto al director y jefe de opinión de El Independiente, y columnista y director de Ya.

   "La sombra del hermano muerto se interpondrá ya siempre entre don Juan Carlos y su padre". "Este suceso cierra la infancia del rey y en 24 horas envejeció un siglo", explica Ábel Hernández en una entrevista con Europa Press.  

UN NIÑO TRASTO Y ENAMORADIZO

   Respecto a su niñez, Hernández señala que don Juan Carlos era un niño "trasto y generoso" y que siempre que podía, se cobijaba en "su mami". Asimismo lo describe como un hombre "sentimental", "ingenuo" y "muy enamoradizo".

   El autor también resalta el nomadismo que vivió don Juan Carlos en su infancia y juventud, siempre "de casa en casa, y de colegio en colegio". "Hasta once veces cambió de domicilio en pocos años la familia real", explica el autor.

   "A lo largo de estas páginas se comprobará cómo los deberes institucionales sofocaron su niñez, la verdadera patria de uno", indica el autor, para quien "el peso de la responsabilidad" abrumó al joven príncipe desde que supo cuál iba a ser su destino.

   "Hasta que llega la reina doña Sofía, el rey vive sumisamente y cumple sin rechistar lo que le mandan", "Obedece al jefe jerárquico de la dinastía que es su padre", alega este periodista, para quien tanto doña Sofía como su entorno marcó un punto de inflexión en la "autonomía" del monarca.

DRAMA PERSONAL CON SU PADRE

   En este sentido recuerda la difícil relación de don Juan Carlos con su padre y que el autor ha descrito en el libro Don Juan y Juanito, también publicado por Espasa. "Don Juan fue muy generoso y se sacrifica, pero salva la Corona en la cabeza de su hijo".

   "Yo me fijo más en el drama personal de los dos, más que en las consecuencias políticas, pero al final por caminos tortuosos se llegó a una solución que fue buena para todos", alega Ábel Hernández.

   Respecto al futuro de la Monarquía, este periodista considera que su "prestigio" se mantiene entre el pueblo, aunque reconoce que parte de la juventud defiende ideas republicanas. "Pero yo veo a la Monarquía Constitucional absolutamente estable, aunque tendrá que adaptarse". "El Príncipe Felipe merece la confianza del pueblo; está cumpliendo ejemplarmente su papel y el pueblo no está para aventuras que han fracasado", concluye el autor.