De la lealtad a la infidelidad de una esposa

Actualizado: lunes, 15 junio 2009 18:10

BARCELONA, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -

La escritora norteamericana Lionel Shriver traza en su nueva novela, 'El mundo después del cumpleaños' (Anagrama), los dos caminos que puede recorrer una mujer que tiene que decidir entre ser fiel a su marido o dejarse llevar por el deseo que siente hacia un amigo de ambos.

"Una de las cosas más difíciles de esta novela fue representar dos veces las mismas escenas y no repetir nada para no aburrir al lector", reveló este lunes en rueda de prensa la autora, quien además dio un consejo para tener relaciones sentimentales con éxito: "Nada de poner la televisión mientras cenáis. Después, vale, pero sólo un capítulo de 'The Wire'".

Quizás por eso se tambalea la relación "triangular" de la protagonista de la trama, Irina, con su marido, Lawrence, un intelectual experto en relaciones internacionales, con la televisión siempre de por medio. Ese "miembro más" de la pareja es "muy común" en Estados Unidos, "pero no sólo allí", avisó Shriver.

Ramsey, un amigo de la pareja, divorciado y jugador profesional de 'snooker', suele celebrar su cumpleaños cenando con ellos, pero un año Lawrence, de viaje de negocios, le pide a Irina que no pierda la tradición y vaya a cenar con él, aunque a ella le apetece más bien poco. Desde aquel día, cuando descubre a un nuevo Ramsey, todo cambia para Irina.

"Se trata de lo que hay encerrado en un beso", resumió Shriver, afincada actualmente en Londres. Si ocurre, Irina dejará a su pareja y se casará con el jugador de 'snooker', "porque fue un buen beso", pero si lo evita se quedará con su pareja y su vida. No obstante, cambiará "en muchos aspectos".

Y decida lo que decida, las relaciones amistosas y familiares de Irina se resentirán inevitablemente pero, sobre todo, afectará a su vida diaria. "Hay que pagar un precio por todo, y no necesariamente sabes cuál es", avisó.

La propiedad con que habla de la disyuntiva amorosa hace pensar que Shriver sabe bien de lo que habla. Y lo confesó: "Hace siete años tuve que elegir entre dos buenos hombres. Por supuesto, esto inspiró el libro. Pero nunca me enamoré de un jugador de 'snooker'".

El 'snooker' representa una "bonita metáfora" del amor, ya que las reglas del juego implican que fallar un tiro cambia toda la partida y, además, tiene un lenguaje muy erótico, aseguró la escritora, porque las bolas se pueden dar "un doble beso", por ejemplo.

En la televisión inglesa es muy común ver partidas de 'snooker', y a ella le gustó que uno de los hombres fuese jugador profesional como contrapunto del otro, un intelectual norteamericano que vive inmerso en el mundo político y de las palabras: "El deporte no es inintelectual, pero no es intelectual. Y en el 'snooker' no hay palabras y es muy británico", dijo.

MUCHO SEXO

"Ya se lo podéis decir a vuestros lectores: en esta novela hay mucho sexo, pero de forma natural", explicó Shriver, quien clamó que todavía sea "muy difícil" para las personas hablar de sexo entre ellas.

Además, hay una larga lista de "malos escritores de sexo", entre ellos el "mentiroso" John Updike, cuyo problema compartido es que son "demasiado geográficos, y es aburrido", porque lo interesante es lo que pasa en las cabezas de los personajes, indicó.

"No creo que sea una novela cínica. Quise retratar el romance desde una visión clara", detalló, tras ser 'acusada' de detractora de las relaciones sentimentales después de lanzar una bomba contra la maternidad en 'Tenemos que hablar de Kevin' (Anagrama).

"Quiero amargarle la vida a todo el mundo", bromeó para después aclarar que en 'Tenemos que hablar de Kevin' simplemente quería retratar una relación entre madre e hijo "con cierto realismo, porque muchas veces se hace de forma sentimentaloide".

En cuanto a las relaciones, "todas tienen sus placeres", y si la que Irina tiene con el jugador de 'snooker' es "extravagante", la que tiene con su marido es "tranquila, segura y dulce". La gente "suele" tener relaciones sentimentales de éste segundo tipo, y pese a que "raramente" son objeto literario, "no son aburridas sino maravillosas", proclamó la escritora.

La próxima novela, que será más corta que 'El mundo después del cumpleaños' -699 páginas- tratará sobre la enfermedad y la muerte.