'Los libros repentinos' llaman al activismo de una anciana "frustrada"

Portada de Los Libros Repentinos, de Pablo Gutiérrez
SEIX BARRAL
Europa Press Cultura
Actualizado: lunes, 13 abril 2015 14:35

MADRID 13 Abr. (EUROPA PRESS) -

El escritor Pablo Gutiérrez narra en un su nueva novela 'Los libros repentinos' (Seix Barral) el despertar de una mujer mayor con una vida "frustrada y malgastada" en unos suburbios, que comenzará un pequeño activismo a raíz de un encuentro fortuito con la lectura.

Gutiérrez ha explicado en rueda de prensa que un posible reflejo de esta historia sería la canción de Pulp 'Common People', una de sus preferidas. "La protagonista es una mujer común, de barrio periférico y con todos los atributos de normalidad. Lo que yo he hecho es poner la lupa muy cerquita para ver que en estas personas comunes también hay gente extraordinaria", ha indicado.

Reme es una joven que vive el periodo de postguerra en una sociedad todavía conmocionada por el conflicto civil y con escasas libertades para las mujeres. Tras varios escarceos con jóvenes del barrio, terminará casándose con 'El incauto', una persona "pusilánime" que facilitará su vida gracias al matrimonio, pero le privará de todas las aventuras que quería vivir.

El paso devastador de la droga en estas barriadas durante los años 80 llevarán a Reme a perder a sus dos hijos, mientras que el trabajo con materiales nocivos harán lo propio con su marido. A sus 60 años y sin nadie alrededor, la llegada por azar de un paquete con libros de autores como Buero Vallejo, Baroja o Azorín cambiarán la vida de la protagonista, quien inicia reivindicaciones sociales a pequeña escala.

"Reme no es una intelectual y, a pesar del atracón de lecturas, no conforma un sistema de valores propio. Lo que sí hace es creerse la frase de una novela de Baroja: "si quieres un sistema justo, aplícalo a un medio pequeño", que es una anticipación de lo que luego vendría a decir el movimiento antiglobalización: 'piensa global, actúa local'", ha aseverado Gutiérrez.

En cualquier caso, el escritor ha reconocido "no ser tan ingenuo como para pensar" que los libros pueden cambiar el panorama social. "Si una novela de Zola ('Germinal') no cambió nada sobre las condiciones de los mineros del siglo XIX, no creo que una novela nuestra vaya a hacerlo", ha lamentado.

ESCRITOR 'COMPROMETIDO'

No obstante, sí ha defendido la escritura como "un ejemplo de resistencia que no debe eximir moralmente a su autor para intervenir". "No hay novelas que no sean sociales ni políticas, lo que pasa que unas son de resistencia y otras conformistas", ha señalado.

En su caso, viniendo además de su anterior novela 'Democracia' (Seix Barral', Gutiérrez ha asegurado sentirse "indignado" al tachar de "oportunistas" a las novelas sobre la crisis. "Para mí no es una opción, no puedes ver lo que ocurre y escribir sobre pajaritos y unicornios. ¿Alguien se imagina que después del 1939 no hubiera literatura sobre la Guerra Civil?", ha cuestionado.

Al igual que en una de sus primeras novelas, 'Nada es crucial' (Lengua de Trapo), los suburbios y barrios marginales vuelven a convertirse en escenario protagonista de la obra. "Hablo de eso por mi biografía y porque de eso sé: en el camino de mi casa al colegio había descampados, chabolas y basura y no olmos ni arroyos cantarines", ha explicado.

"NO SOY GARCÍA MÁRQUEZ"

'Los libros repentinos' retoma frases originales de grandes obras del siglo XIX y XX en España y el autor reconoce que imagina a sus lectores "con afiliación literaria". "Me han dicho siempre que escribo poesía-prosa y adolece de lirismo, pero es que mi modelo de escritor es Caballero Bonald y no Sánchez Ferlosio", ha defendido.

Al respecto, ha calificado como "prejuicios literarios" la defensa de una prosa "desnuda", sin atender otras opciones. "Para mi, la materia es el idioma, a veces parece que haya estilos en que se le tiene miedo a la literatura. Pero bueno, el tipo de lectores de mis libros cabe en habitación y media: es un camino al fracaso", ha bromeado.

Asimismo, ha reconocido que este trabajo tiene más humor que su anterior novela. "Yo intenté que fuera una comedia, me sentí muy a gusto y la historia permitía el esperpento. Esta historia no me la podía tomar en serio, no soy García Márquez ni sé hacer 'realismo mágico'", ha concluido.

Contenido patrocinado