Martí Domínguez revive la violencia del franquismo en el Maestrat en la novela 'La sega'

Actualizado: domingo, 1 noviembre 2015 14:14


BARCELONA, 1 Nov. (EUROPA PRESS) -

El escritor y profesor valenciano Martí Domínguez revive la violencia de los años 1940 y 1950 a manos de la Guardia Civil y los maquis en las masías de montaña del Maestrat valenciano en la novela 'La sega' (Proa), en la que un niño es testigo de la violencia, los miedos y secretos de los años más oscuros del franquismo.

En una entrevista de Europa Press, Domínguez ha explicado que su historia atraviesa la "barbarie y el fuego cruzado" entre la Guardia Civil y los maquis, y está basada en hechos reales, con los que él dio al comprar una casa en la zona del Penyagolosa (Castellón) y encontrar una pistola Mauser de la guerra.

"Empecé a tirar del hilo y poco a poco fui entrando en que allí se mataron unos a los otros", ha explicado Domínguez, que ha querido huir de la imagen de que unos son buenos y otros malos porque, a su juicio, la vida tiene complicaciones, lo que demuestra con unos personajes que se enfrentan a sus contradicciones y a unas circunstancias adversas.

LA DESPOBLACIÓN DEL MAESTRAT

El autor ha reivindicado que, respecto a otras novelas sobre el franquismo, la suya aporta una visión del mundo interconectado de los 'masovers', "donde vivía más gente que en los pueblos", y da una explicación histórica a su desmantelamiento.

Según Domínguez, a partir del 1945 con la entrada de los 'maquis' procedentes de las filas de los aliados en la II Guerra Mundial se fortalece la guerrilla para luchar contra Franco: "Esa gente había dejado una vida fantástica en París".

Sin embargo, el paso de las semanas hizo que todas esas personas necesitaran alimentación según se les iba acabando el dinero: "La despensa de los maquis era la despensa de los 'masovers', y eso era una forma de acabar con los 'masovers'".

"La despoblación actual del Maestrat es consecuencia de estas historias de violencia", ha asegurado Domínguez, apenado por que masías habitadas desde el 1700 hayan quedado totalmente abandonadas, incluso con armarios llenos de ropa colgada como si sus propietarios hubieran huido.

Pese a su contenido histórico, Domínguez ha defendido la vigencia de la novela: "La violencia humana es una mala hierba que constantemente hay que estar arrancando", ha asegurado el también biólogo.

"Somos innatamente violentos. La violencia procede de un enorme impulso agresivo porque somos seres territoriales, naturalmente violentos, algo que se frena mediante la educación y el cultivo de la razón", ha considerado.

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