"Si los dirigentes conocieran el pasado las tragedias de hoy serían menores"

Europa Press Cultura
Actualizado: jueves, 29 abril 2010 18:42

MADRID 29 Abr. (EUROPA PRESS) -

"Si nuestros dirigentes conocieran el pasado las tragedias de hoy serían menores", afirmó la escritora Alexandra Lapierre, con motivo de la publicación de su última novela histórica, 'En el amor y en la guerra', en la que narra los conflictos entre los caballeros musulmanes de las montañas del Cáucaso y el ejército del zar Nicolás I.

En el año 1839 los seguidores del imán Shamil se ven obligados a negociar con los rusos y la única moneda de cambio para conseguir la paz es su hijo, Djemmal, que es separado de su familia hasta que se cumplan los acuerdos. Sin embargo, los rusos no respetan el trato y lo envían a San Petesburgo, donde será educado con los hijos del zar, aunque nunca olvidará sus orígenes, a excepción del momento en el que se enamora de la princesa.

Lapierre indicó que se trata de un problema actual y una situación moderna que se observa en la televisión, cuando se habla de la historia de Georgia, los chechenos y los rehenes. "Se trata de una manera de contar un conflicto que ocurre hoy a través de una persona que vivió el momento en el que comenzó todo, hace muchos años", dijo.

Lo que la escritora descubrió durante los tres años de investigación que dedicó a este proyecto fue que el rapto del niño por los rusos era político, y su sueño era transformar ese "pequeño musulmán", hijo del rebelde mayor. Su idea era volverle a llevar como jefe de los musulmanes después de haber logrado que se educara como un ruso, una información que Lapierre estudio en los archivos.

El interés de la autora por este personaje surgió cuando lo encontró por casualidad cuando se encontraba escribiendo su anterior novela, en la que narraba la historia de mujeres aventureras que habían viajado en el siglo XIX. Una de ellas era la gobernanta de la Casa Real, que trabajaba para las princesas georgianas. Esta mujer había sido raptada por el imán de Chechenia, que quería cambiar a las princesas por su hijo raptado, Djemmal.

Uno de los aspectos "fantásticos" a la hora de adentrarse en el contexto histórico fue describir la corte de Rusia y el imperio. Según señaló Lapierre, la noción de aquel imperio se ha olvidado actualmente, y está metido en el corazón ruso. "Toda la historia del Cáucaso hoy es para los rusos volver a coger lo que ellos creen que les pertenece, y la razón de querer tener el Cáucaso es una banda de musulmanes en medio del mundo cristiano: los ortodoxos rusos en el norte y los ortodoxos de Georgia y Armenia", indicó.

Al mismo tiempo, matizó que la corte rusa de la época busca integrar todos esos poblados, como intentaron los romanos con los pueblos que conquistaban. "Y el rapto del niño pertenece a esta tradición", precisó.

DOS MUNDOS Y UN SOLO DISCURSO

Lo que el niño escuchó en palabras de su padre es lo que escucha asimismo de la voz del zar Nicolás I, un mismo discurso, aunque cuando comienza a educarse en Rusia tiene acceso a todo lo que los infieles le prohibían: música, joyas y mujeres. "Esto es perturbante y también apasionante, porque permite encontrar un puente entre estos dos universos", destacó la autora.

Lapierre explicó que se trata de un personaje que, desde el principio, destila una nobleza y una dignidad que no pasan inadvertidas para las personas que lo rodean, incluso antes de que sus decisiones lo posicionen como un héroe. "Hay algo que conmueve y que hace que las niñas se enamoren de él", indicó.

La autora de esta novela consultó asimismo el diario íntimo de la princesa, así como los de sus compañeros de clase, por lo que pudo leer sus confesiones y testimonios, y reconstruir así la historia de amor entre ella y Djemmal. "Este libro está contado tanto por los sentimientos como por los hechos", dijo.

Para escribir acerca de Djemmal Lapierre tuvo que meterse en la piel de un hombre y, además, profundizar en la cultura islámica. Por ello, durante tres años, no sólo consultó los archivos de varias ciudades, así como cartas y fotografías de personas anónimas, sino que leyó el Corán y tuvo encuentros con imanes. Todo este trabajo convierte a este volumen, según su autora, en un "libro de historia".

En su trabajo, y para captar el aspecto psicológico de los protagonistas, la escritora leyó todos los diarios que pudo conseguir, por lo que, según afirmó, los diálogos están basados en esas cartas. Durante este tiempo, aseguró que llegó a obsesionarse con todos los personajes, incluso con los más secundarios, para ser exacta en los hechos pero, al mismo tiempo, "mantener siempre la carne y la sangre de los protagonistas".

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