Bunbury se despide de España arrasando al DCode

Bunbury se despide de España arrasando al DCode
EUROPA PRESS
Actualizado: martes, 13 septiembre 2016 15:16

MADRID, 11. Sep (EUROPA PRESS - David Gallardo)-

Tuvo que llegar Enrique Bunbury para que el festival Dcode se viniera definitivamente arriba en la maratoniana jornada del sábado 10 de septiembre. Más de 18 horas de música no las aguanta cualquiera.

Ese fue el momento en el que las amistades se entroncaron, las almas anidaron, las canciones hicieron lo que tenían que hacer y todo encajó. No es que Bunbury sea mejor o peor, es que provoca eso y eso es rock.

La jornada empezó a las 11.30 con ese fenómeno transgeneracional que es Petit Pop haciendo odas a las chuches, al no querer ir al zoo, llévame a los hinchables y toda esa parafernalia aparentemente nada festivalera.

Pero quizás eso es precisamente un festival. Luego ya le dieron bien duro Nothing but thieves, Belako y León Benavente, mientras los padres iban, las madres venían, los familias buscaban su lugar, los padres iban, el DCode crecia y las trompetillas atronaban.

Paulatinamente los papás y las mamás se van y luego vuelven otros que son exactamente los mismos pero se creen otros. Se creen más Thor, se creen más jefes, se creen más. En general se creen más, cuando en realidad son los mismos seres normales hinchados por el rock.

Si eso no es tener poder en una canción, que venga a decirlo alguien, aquel que pasaba por allí. Quizás a las siete y pico viendo a Eagles of Death Metal, petándolo, dando amor reconvertidos en iconos de mierda contra el terrorismo. Evidentemente muy a su pesar.

Luego Zara Larsson puso el toque exótico dance mientras las gente se refrigeraba con abundancia exquisita y Love of Lesbian daban buena cuenta de su estatus de gigantes criaturas del indie patrio. Carla Morrison mediante. Un potorrón de éxitos mediantes, todos los que te sabes y más.

Turno después para Kodaline que, es bien, tienen su mucha gente pero, ¿tanta? Poco probable, porque se estaba montando el karaoke de Héroes del Silencio al otro lado del escenario porque, en realidad, este Dcode, por muy maratoniano, era realmente un concierto de Bunbury, en su concierto de mayor aforo en Madrid en su 'Mutaciones Tour'.

Porque después de actuar en el Teatro Real a finales de julio y de hacer un concierto 'privado' esta misma semana en el Teatro Barceló, el gran público tenía su oportunidad de verle justo en la última fecha española de su actual gira, que regresa ahora a Estados Unidos y México antes del final definitivo a finales de octubre.

Concierto de grandes éxitos el del aragonés, con un repertorio adaptado al minutaje recortado de lo que vienen siendo sus propios conciertos. Temas propios como 'El club de los imposibles', 'Infinito', 'Porque las cosas cambian', 'Que tengas suertecita', 'El extranjero', 'El hombre delgado que no flaqueará jamás' y el cierre con 'Lady Blue' compartiendo protagonismo con canciones recuperadas de su época en Héroes del Silencio.

Hablamos de 'Iberia sumergida', 'El camino del exceso', 'Mar adentro' y las abrumadoramente coreadas 'Avalancha' y 'Maldito duende', con Enrique Bunbury adentrándose en el público y arengando para cantar más y más alto uno de los clásicos básicos del rock patrio. Lo ha hecho mil veces este verano, ha cantado 'Maldito duende' y el lugar se ha venido abajo. No porque sea precisamente la mejor canción de la historia, sino porque está interpretada con tanta vehemencia como honestidad, salvajismo y vandalismo.

Todo muy ensamblado, con una banda que es una versátil y solvente maquinaria, un cantante pletórico y rebosando de carisma, y un público entregado a la causa con irrefrenable vehemencia. Un gol total porque, a saber: te puede o no gustar Enrique Bunbury pero tiene ese efecto de comunidad, de pertenencia. El resto de artistas que, durante 18 horas, destilaron su propuesta con igual honestidad, pasaron por allí. Enrique Bunbury se quedó para siempre en los terrenos de la Universidad Complutense de Madrid. Trascendiendo y arrasando.

Al festival todavía le quedaba mucha vida hasta bien entrada la madrugada con propuestas tan dispares como las de Jungle, 2 Many Djs y Mark Ronson, todas ellas enfocadas a que el baile durara todo lo posible. En una nueva edición maratoniana con más de 18 horas de música. La última gran fiesta del verano en la ciudad.