JEREZ DE LA FRONTERA (CÁDIZ), 13 (EUROPA PRESS) El Xerez, con el triunfo esta tarde ante el Huesca, ha cumplido, al fin, el sueño de convertirse, por primera vez en sus 62 años de historia, en equipo de Primera División, pese a las convulsiones internas que ha sufrido en una temporada difícil para un club siempre inmerso en problemas. De hecho, las cuestiones económicas de la entidad, con negociaciones para su venta por parte del accionista mayoritario, Joaquín Morales, han amenazado en la presente campaña el rendimiento deportivo de un equipo que no ha cejado en el empeño de codearse con los mejores de nuestro fútbol, después de los intentos fallidos protagonizados en 2002, 2006 y 2007, en los que los azulinos se desplomaron al final, tras estar varias jornadas al frente de la tabla. Y, por si a los apuros económicos no hubieran sido obstáculo suficiente, en el pasado mes de enero Joaquín Bilbao, segundo presidente del Xerez en esta temporada, era detenido por un tiroteo a la puerta de un bar de alterne.
Ello propició que el coordinador de cantera, Carlos Osma, le sustituyera, convirtiéndose en el tercer presidente del año, poniendo, de paso, sordina a un escándalo que no tuvo repercusiones futbolísticas, para bien de la plantilla dirigida por Esteban Vigo, que en el pasado curso salvó al Xerez del descenso a Segunda B. No en vano, el técnico malagueño es, sin duda, el artífice que ha sabido dotar a sus pupilos de la confianza necesaria para pelear por el ascenso. Con una mezcla de juventud y veteranía bien compensada, el Xerez ha aprovechado la experiencia de jugadores que han militado en Primera, como Antoñito, Viqueira y Aythami, entre otros, para destacar entre el resto de aspirantes a la pugna por Primera.
Ahora, el reto es encarar la lucha por la permanencia y quién sabe si, con el ejemplo del Málaga, hacer que en la próxima campaña el equipo revelación del fútbol español vuelve a hablar con acento andaluz.