Fútbol/Primera.- El Real Madrid consigue su trigésimo título de Liga cuatro años después

Diez triunfos en las últimas doce jornadas ponen fin a la sequía

Europa Press Deportes
Actualizado: lunes, 18 junio 2007 2:08

MADRID, 18 Jun. (EUROPA PRESS) -

El Real Madrid encontró frente al Real Mallorca un nuevo título de Liga, el trigésimo de su vitrinas, para poner fin a una de las peores rachas deportivas de su historia porque acumulaba tres temporadas sin saborear un éxito, desde la Supercopa de España de 2004 precisamente ante los bermellones, y cuatro desde que se alzara con su último trofeo de la regularidad en 2003 con Vicente del Bosque en el banquillo.

El club blanco es que el más trofeos de Liga atesora, pero en los últimos diecisiete años sólo ha podido conquistarlo en cinco ocasiones, y es que susus periodos de hambruna han sido constantes en estos últimos lustros.

Después del recital de la 'Quinta del Buitre' a finales de los 80, con cinco consecutivos, el Real Madrid asistiría al dominio del 'dream team' de Cruyff. Cuatro años de sequía solventados con la Liga de Jorge Valdano (1994). Dos años después, Capello lograría su primer título liguero, pero su marcha prolongó una nueva sequía hasta el inicio del nuevo siglo. Con Del Bosque, dos nuevas Ligas (2001 y 2003) y desde entonces el equipo relegado a un segundo plano, durante el segundo mandato de Florentino Pérez como presidente.

Y la cuarta temporada sin Liga parecía que iba a prolongarse al menos un año más allá cuando empezó el curso futbolístico. El FC Barcelona se presentaba como gran candidato, con un equipo envidiable, lleno de jugadores jóvenes y talentosos, con un esquema definido, y un entrenador de perfil bajo ideal para el entorno azulgrana. Un peldaño por detrás aparecía el Sevilla, campeón de la UEFA, o el Valencia de Quique Sánchez Flores.

Las dudas giraban en torno al Real Madrid, que salía desdibujado de su propio proceso electoral. Las prisas, las promesas incumplidas (Kaká, Cesc o Roben), los 'galácticos' (Ronaldo, Beckham o Roberto Carlos) en declive y la vieja guardia (Helguera, Salgado o Raúl) en dificultades no hacían presagiar nada bueno en el Real Madrid. Los nuevos (Emerson, Diarra o Cannavaro) tampoco ayudaron y en el equipo blanco se fue convirtiendo en una gran 'bola' de fuego capaz de arrasar con todo menos con sus rivales.

En otoño, el primer toque de atención con la derrota en Getafe. El proyecto se tambaleaba porque el juego del Real Madrid era deprimente. En su primera etapa, Capello imprimió pronto su sello característico y la calidad individual de sus jugadores (Suker, Mijatovic, Hierro o Seedorf) hizo el resto.

UN EQUIPO SIN FÚTBOL NI ESPÍRITU

Ahora era un equipo ramplón, donde los nuevos nada habían aportado, y además sin espíritu. El equipo pasaba exámenes continuos ante la grada del Bernabéu y en casi ninguno de ellos aprobaba en juego e incluso tampoco en resultados con las derrotas ante Celta, Recreativo o Levante. El Real Madrid se mantenía por su 'pegada' a domicilio, con victorias en campos como Mestalla (0-1) o el Reyno de Navarra (1-4),

Mientras tanto, en Liga de Campeones se había vuelto a estrellar con el Olympique de Lyon, al que sigue sin vencer, pero la candidez del resto de rivales de la primera fase (Dinamo de Kiev y Steaua de Bucarest) le facilitaron el camino hacia octavos.

El final de año y el inicio del siguiente se convirtieron en un auténtico calvario para los madridistas. Hasta cuatro derrotas en dos meses, dos de ellas en casa y ante rivales sin enjundia (Recreativo y Levante), numerosos problemas en los despachos con la marcha de Ronaldo, la ausencia de Beckham en el equipo tras su anuncio de fichaje por los Galaxy, la eliminación de la Copa del Rey ante el Real Betis o la pérdida de credibilidad de Capello, a quien se fustigaba constantemente.

El punto culminante de la desdicha blanca llegó en marzo con la eliminación en la Liga de Campeones ante el Bayern, y un gol de los alemanes en su estadio nada más sacar de centro. El Real Madrid acariciaba el infierno porque además el FC Barcelona dominaba en la Liga y el Sevilla era la alternativa de poder.

LA REACCIÓN

Cuando la descomposición del club era un hecho, y los movimientos para la próxima temporada se habían iniciado ya en marzo, con el nombre de Schuster apareciendo como nuevo capitán del navío merengue, llegó una reacción que nadie esperaba.

El Real Madrid resolvió con orgullo, la extraordinaria zurda de Guti y el olfato de Van Nistelrooy, su visita a Barcelona, de donde se pensaba que podía salir escaldado. Y desde entonces el equipo recuperó el tono, ayudado por el lema de 'Juntos podemos' empezó a crear una aureola en torno a que la Liga era posible y sobre todo a ganar partidos.

Al principio lo hizo con más pena que gloria ante Nástic, Celta y Osasuna, pero ni siquiera la derrota en Santander con dos penaltis en contra enturbió el ambiente. El FC Barcelona, por esas alturas, ya había evidenciado que su momento de forma no era el mismo. Las largas ausencias de insustituibles como Messi y Eto'o y ciertos devaneos 'galácticos' le impidieron seguir el tren de anteriores campañas.

Los de Rijkaard se dejaban a domicilio toda la ventaja acumulada durante el invierno con derrotas en Sevilla, Zaragoza o Villarreal, y empezaba a notar el aliento de los madridistas. El Sevilla también continuaba en la 'pelea', pero nunca dando el golpe de autoridad necesario cuando le pintaban la ocasión.

LÍDERES A CUATRO JORNADAS DEL FINAL

Y el punto de inflexión se produjo bajo el amparo de San Isidro, el patrón de los madrileños. El sábado 12 de mayo, el Real Madrid perdía al descanso en el Bernabéu con el Espanyol por 1-3 y toda la ilusión se disipaba. Pero los blancos reaccionaron en una segunda parte llena de amor propio, que no de juego, y en el minuto 90 obraban el milagro por medio de Higüaín para darle la vuelta al marcador (4-3).

Un triunfo épico y toda la presión un día después para el Barcelona, que afrontaba su partido con el Betis después de ser vapuleado por el Getafe en la Copa. Los azulgrana entregaron el testigo en el último suspiro, en un error de su zaga bien aprovechado por Sobis en el 89.

El Real Madrid era líder a cuatro jornadas del final. Era increíble por el juego desarrollado. Pero faltaban todavía episodios notables porque el equipo blanco acudió a la jornada siguiente a Huelva y dejó empatarse el marcador cuando llegaba ventaja de 0-2. De nuevo Higüaín, y un gol de Roberto Carlos, en su último gran servicio como madridista, le permitieron seguir de líder. El FC Barcelona cumplía con autoridad en el Calderón y la lucha por el título, después de sendos encuentros como locales con victorias ante Deportivo y Getafe, se trasladó a la penúltima jornada del campeonato.

En la misma un nuevo ejemplo de que el título parecía predestinado para los blancos. A un minuto del pitido final, el FC Barcelona era líder porque vencía al Espanyol y el Real Madrid perdía en La Romareda. Eran necesarios dos goles y en sólo 18 segundos se produjeron.

Primero Van Nistelrooy empataba el partido de los madridistas y luego Tamudo se incorporaba al santoral merengue con su tanto salvador ante el Barça. El Real Madrid resolvía una jornada más y sólo le quedaba cumplir ante el Mallorca. Y en su estadio, delante de sus enfervorizados aficionados, el Real Madrid cerró el título que más alegría le ha proporcionado en los últimos años.

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