MADRID, 8 Ago. (EUROPA PRESS) -
El Sevilla FC ha disputado este sábado ante el AEK de Atenas el último encuentro amistoso antes de partir a Tiflis para enfrentarse al FC Barcelona en la final de la Supercopa de Europa, un partido en el que el equipo de Unai Emery ofreció una imagen discreta ante un rival inferior al que no consiguió superar, a pesar del golazo de Reyes que sirvió para empatar (1-1) el encuentro.
El conjunto andaluz, que el próximo martes disputará el primer compromiso oficial de la temporada en la final de la Supercopa de Europa, ha dejado bastantes dudas en ataque ante un valiente conjunto griego, que no dudó en hacerse con las riendas del encuentro tras adelantarse en el marcador a tan sólo dos minutos del inicio, por mediación de Aravidis, que aprovechó un error infantil del portero Beto.
El guardameta portugués falló en una salida por alto, dejó el esférico muerto en el área pequeña y el delantero griego no perdonó desde la frontal del área. Se ponía cuesta arriba un encuentro que los sevillistas afrontaban con la mente puesta en Georgia, pero también con la obligación de vencer y convencer a su público a tres días de la esperada final.
Sin embargo, tras el gol, al plantel de Emery le costó asentarse en el terreno de juego y la mejoría sevillista tardó en llegar. La zaga andaluza sufrió bastante durante una primera parte cargada de imprecisiones, que tampoco se vio favorecida por una delantera que no encontraba su sitio.
Con Gameiro, Konoplyanka e Immobile totalmente desaparecidos, fue la calidad de José Antonio Reyes la que apareció en el minuto 19 con un auténtico golazo desde la frontal del área para empatar un partido que se había puesto demasiado cuesta arriba para los pupilos de Emery desde el minuto dos.
Tras el paso por los vestuarios, Emery efectuó hasta siete cambios, con el objetivo de dar con la tecla adecuada para el próximo martes. Con Carriço totalmente descartado por lesión y con las dudas de Rami y Kolodziejczak por la gastroenteritis, Emery probó con Coke junto a Krychowiak, y el equipo pareció mejorar en la segunda mitad.
Sin embargo, las sensaciones siguieron sin ser las deseadas y andaluces y griegos firmaron un segundo tiempo para olvidar. Lo más positivo del encuentro fue la vuelta del uruguayo Cristóforo, que volvió a pisar un terreno de juego ocho meses después de que pasara por el quirófano para reconstruir la plastia de su rodilla izquierda.
Así las cosas, el Sevilla volverá a los entrenamientos este domingo para continuar preparando el trascendental encuentro ante el Barcelona, en el que los de Emery deberán mostrar una imagen mucho más agresiva si quieren llevarse la Supercopa de Europa.
