MADRID, 6 Jul. (EDIZIONES) -
Cada vez que los jugadores se enfundan la camiseta albiceleste, Argentina es la favorita para llevarse el partido. En cada partido, en cada mundial. En cada Copa América. Siempre es candidata para ganar. Pero la realidad es que llevan más de 20 años sin ganar. Y eso de "que 20 años no es nada", mejor dejamos que lo cante Carlos Gardel, porque los argentinos están deseando cantar las glorias de la victoria. Que las cantan, cuidado, pero cantan las antiguas, las de Diego, las del Pelusa. Las de Maradona. Las últimas del equipo argentino.
Y lo cierto es que es extraño. A cada campeonato que van la alfombra del favoritismo los precede. Argentina es una fábrica de fútbol y de fantásticos jugadores. Allí el fútbol no es un deporte, es algo más. Es una pasión. Por eso cada nueva hornada de futbolistas es impresionante. Y sobre todo cuando "cocinas" a un jugador llamado Lionel Messi.
Sólo hay que seguir un poco a este jugador en la liga española para darse cuenta de que es especial. Es, sin duda, uno de los mejores jugadores del mundo actualmente. Lo ha ganado todo en el F.C. Barcelona, y con su selección aún nada. En el club español ha hecho auténticas diabluras que han conseguido títulos. Con su país, todavía esto no ha ocurrido. Ha metido tantos goles en el conjunto blaugrana que es muy difícil acordarse de todos.
Con Argentina, son tan pocos, que casi los cuentas con los dedos. Se esperaba que fuera el 10 como el maná en el desierto, como un oasis de agua, como una lluvia torrencial en mitad de la sequía argentina. Pero el gran Messi no ha cumplido con las expectativas de los suyos. ¿Cómo puede ser que un jugador tan especial y determinante en su club, no dé el mismo rendimiento cuando juega con su selección? Pueden ser varios motivos:
La presión: Cuando vemos jugar a Lio con el Barça, se divierte haciéndolo. Parece como si no tuviera ninguna presión a pesar de lo mucho que se juega. Pero con Argentina, esa espalda tan ancha no la tiene. El peso de la presión de un país entero se le hace grande y pesado, limitando sus movimientos y genialidad. Se auto presiona mucho él mismo cuando juega por su país. Y eso se nota en su juego.
Sus compañeros: Es cierto que si vas uno por uno, nombre por nombre, todos son buenos. Eso sí, no son Xavi Hernández o Andrés Iniesta. En el Barcelona los que le acompañan son los mejores del mundo. Y Argentina tiene buenos jugadores, pero no son lo números uno.
El sistema de juego: Probablemente el sistema de juego que practica la selección no es la que más le gusta a Lionel Messi. O la que más le conviene. Lo vimos en la final de la Copa América de 2015 contra Chile. Los balones de los albicelestes no pasaban por el centro del campo. No había transición de balón en la medular, allí donde Messi toca y maneja el balón. Si él no está en contacto con el cuero, Argentina pierde mucho.
El cansancio: Los torneos son a final de temporada. Y como siempre es titular y lo juega todo, puede que llegue especialmente cansado a las competiciones con su selección. Pero, aunque esto sea una realidad, hay muchos jugadores en su misma situación, y ganan campeonatos, así que en principio, aunque esto sea una realidad, no puede ser una excusa.
Se le ha calificado alguna vez de no sentir los colores celeste y blanco de su nación. Le han llamado "pecho frío" en muchas ocasiones para dar una explicación de su bajo rendimiento. Pero Messi es argentino hasta la médula. Las razones de su juego con Argentina hay que buscarlas en otro sitio, no en su sentimiento por su país. Porque es tan argentino como cualquiera.