MADRID, 26 May. (EUROPA PRESS)
El Real Madrid logró desprenderse de una nueva fecha en su particular calendario por alzarse con el título de Liga después de derribar la resistencia del Deportivo (3-1) con dos goles en la segunda mitad de Raúl y Van Nistelrooy, en un partido muy irregular de los blancos, pero que fueron capaces de reaccionar cuando el escenario era más comprometido.
De hecho, el equipo madridista, que dejó creer al Deportivo que podía marcharse de Chamartín con premio en su zurrón, no encarriló el triunfo hasta el último cuarto de hora cuando Van Nistelrooy barrió, una vez más, el área rival para empujar el tercero después de un mal despeje de Coloccini.
Hasta entonces, la grada del Bernabéu no había respirado tranquila ante el partido de los suyos, poco tensionados y con las carencias ofensivas de toda la temporada. Ni siquiera el tanto inicial de Sergio Ramos a la media hora había dado empaque al equipo, inseguro en defensa y abusando del pase de Beckham.
El Real Madrid permitió tanto que el Deportivo tuvo que empatar por medio de Capdevila al inicio del segundo acto. Llegaba entonces el momento de agobio, de las urgencias, pero parece que en esas circunstancias el equipo se desenvuelve mejor.
Es entonces cuando le aparece la sangre que reclama Capello y el espíritu se personó en Raúl para rematar un centro preciso de Beckham al fondo de la red. Aparecía el capitán para desenredar una nueva situación comprometida y abrir de nuevo el camino del triunfo.
El Real Madrid se entonó más, permitió menos al Deportivo y disfrutó de un disparo de Beckham al palo, pero tuvo que ser de nuevo el 'siete' blanco quien peleara la sentencia. Lo hizo con su habitual bravura y de su lucha surgió un mal despeje de Coloccini directo al pichichi liguero, y Van Nistelrooy no desaprovechó el regalo para calmar los nervios y certificar un triunfo que los de Capello arriesgaron en exceso ante un rival sin enjundia.
MAL PRIMER ACTO
Capello había repetido la fórmula de Huelva, con Gago en la medular, pero el equipo blanco nunca encontró el toque y la asociación con la que se desenvolvió durante una hora ante el Recreativo. De hecho le faltó intensidad y mordiente para buscar a un Deportivo ramplón, que acudía al Bernabéu con la única aspiración de honrar su escudo y camiseta.
La disposición deportivista fue suficiente para atascar el juego local, aunque el grupo de Capello encontró en el letargo la vía para acceder al gol. Un centro de Beckham, un remate de Van Nistelrooy y un balón suelto en el área chica que Sergio Ramos empujó a la red sin contemplaciones.
El gol del Deportivo en la segunda mitad le puso la chispa necesaria al encuentro para que el Real Madrid, aún jugando mal, se arrancara a por otra victoria, y ahora sólo le quedan dos para ser campeón, aunque su juego no parece lo suficiente bueno como para respirar aliviado ante el trascendental choque de la Romareda.
